El gobierno de Japón está tomando todas las medidas necesarias para enfrentar la catástrofe que dejó a su paso el tifón Hagibis, entre unos 73 muertos, desaparecidos, damnificados y daños incalculables.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, dijo que el gobierno usará fondos de reserva y de ser necesario un presupuesto suplementario para los trabajos de reconstrucción.

“Es urgente brindar un apoyo adecuado a las víctimas”, dijo el jefe de gobierno y añadió que “existe la preocupación de que el impacto en la vida y las actividades económicas se prolongue”.

El ministro de Defensa, Taro Kono, señaló a su vez que convocará a unos 200 miembros de reserva de las Fuerzas de Autodefensa y aumentará el número a mil si es necesario para facilitar los esfuerzos de rescate y distribuir agua y otros suministros a los afectados por el fenómeno meteorológico.

Refirió que sería la primera ocasión que se moviliza a la fuerza de reserva desde 2011, cuando una amplia área del país fue devastada por un terremoto y un tsunami.

El tifón, considerado el más fuerte en unas seis décadas, tocó tierra la noche del sábado pasado en la península de Izu, al sureste de Tokio, con vientos máximos de 225 kilómetros por hora, dejando a su paso varias víctimas -entre muertos, heridos y desaparecidos -, así como daños sin cuantificar.

En el último reporte del martes por la noche, la agencia de noticias japonesa Kyodo ubicó en 73 el número de muertos, mientras los rescatistas seguían buscando desaparecidos.

El tifón causó precipitaciones, deslizamientos de tierra, cortes de electricidad, cientos de casas destruidas e inundaciones récord en numerosas áreas, mientras que en otras zonas no se ha podido tener acceso debido al nivel del agua.

Entre las regiones más afectadas figura las ciudades de Nagano, Marumori y la prefectura de Chiba.

 

CS