Si bien 10 meses no son suficientes para terminar con la violencia y la delincuencia registrada en todo el país, lo que cierto es que tampoco se ve una estrategia definida para su combate, por el contrario, pareciera que sólo hay ocurrencias.
Es lamentable, por decir lo menos, que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no tenga un pronunciamiento severo contra los delincuentes, no hable de enfrentarlos y peor aún que les pida que se porten bien y que piensen en sus madres.
Así, hemos visto diversos ataques de delincuentes y ciudadanos en contra de las fuerzas armadas, quienes no se defienden, porque la orden es no enfrentar, la orden son abrazos, no balazos.
Además, con el fin de no ser acusado de represor, también el gobierno capitalino encabezado por Claudia Sheinbaum, ha dejado en la indefensión a los ciudadanos, los que con su trabajo y esfuerzo mantienen la economía de la Ciudad y del país.
Al gobierno capitalino no le bastaron los desmanes generados durante la manifestación de feministas del pasado 12 de agosto para darse cuenta que las protestas y marchas pueden salirse de control y en los mismos términos, dejó pasar la violencia de un grupo de jóvenes durante la marcha de los padres de los 43 estudiantes desparecidos de la normal de Ayotzinapa, Guerrero, el jueves pasado.
Los encapuchados, a quienes se les ha llamado y se denominan anarquistas dejaron a su paso ventanales rotos, destrozos y saqueos en hoteles, restaurantes, tiendas de conveniencia y trataron de incendiar librerías.
El anarquista busca la abolición del Estado, quizá por eso, el Primer mandatario ahora los calificó de conservadores, es decir que se oponen al cambio.
Lo cierto, es que el verdadero pueblo bueno y las fuerzas armadas, son igualmente vulnerables ante los anarquistas, crimen organizado, conservadores, o delincuentes comunes,  pues no basta con mandarlos al carajo y gritarles que se porten bien para que dejen de delinquir. Este país requiere una verdadera autoridad, que sin ser represora, restaure el orden y brinde el derecho de todo ciudadano a vivir en paz y tranquilidad.
Y en Pregunta Sin Ofensa:
Ricardo Monreal reconoció que con las leyes secundarias en materia Educativa se cumplió el compromiso con los maestros  ¿Y el compromiso con los alumnos?