En agosto, el presidente Donald Trump conversó por teléfono con el mandatario ucraniano, sin embargo, un funcionario de Inteligencia que escuchó la plática quedó tan alarmado que lo denunció formalmente ante sus superiores. Durante la conversación, Trump llegó a pedirle hasta ocho veces al Presidente Volodímir Zelensky que trabajara con su abogado personal, Rudy Giuliani, para investigar a Hunter Biden, hijo menor del ex vicepresidente, Joe Biden

Siempre probando los límites del poder presidencial de Estados Unidos, Donald Trump quizás esta vez llegó muy lejos.

El republicano genera nuevas tensiones mientras el país requiere de su atención urgente por las pérdidas económicas de productores agrícolas debido a la guerra comercial con China; una jueza de New York le ordena comparecer en video en una demanda contra sus guardaespaldas y aumenta la tension entre Arabia Saudita e Irán a causa del ataque a instalaciones petroleras.

Un día después de que el fiscal especial, Robert Mueller, compareciera ante el Congreso -en julio pasado-, disipando la esperanza demócrata del juicio político, y el mandatario cantó victoria argumentando que no hubo colusión, y que había sido reivindicado, Trump buscó coludirse con el presidente de otro país, al que trató de chantajear, para investigar la información negativa del ex vicepresidente demócrata, Joe Biden, nada menos que su posible contendiente en la elección presidencial de 2020.

Acercamiento a Ucrania

Sin el más mínimo sentido común, pero determinado a lograr su reelección a cualquier precio, a pesar de su creciente rechazo y baja popularidad en encuestas, el 25 de julio Trump presionó en conversación telefónica a Volodímir Zelensky, Presidente de Ucrania, para que reabriera una investigación de corrupción contra Hunter Biden, hijo del ex vicepresidente, Joe Biden, por haber trabajado para una empresa petrolera en ese país, cerrada hace años por falta de pruebas, reveló inicialmente el diario The Washington Post.

Sin soltar de la mano ni sacar de su corazón al Presidente Ruso, Vladimir Putin, y luego de justificar la invasión rusa a Crimea, afirmando de manera errónea que ese territorio de Ucrania pertenecía a Rusia, Trump pidió también a Zelensky indagar la posible participación del ex vicepresidente en la obtención de información y evidencia de actividades ilegales de Paul Manafort, ex director de la campaña de Trump, ahora preso por múltiples cargos financieros, y con la clara intención de usarla en la elección presidencial de 2020 de una forma similar a como usó la que obtuvo de Rusia sobre Hillary Clinton, en 2016.

“Ucrania podría mejorar su imagen ante Estados Unidos si completara casos de corrupción que han inhibido la interacción entre nuestros dos países”, afirmó Trump, según la Presidencia de ese país.

 

El pago: ayuda militar

A cambio, sin mencionarlo directamente, prometió a Zelensky descongelar y agilizar la entrega de asistencia militar por 400 millones de dólares a Ucrania, por la que legisladores republicanos y demócratas presionaban, para que ese país pudiera defenderse de las agresiones de separatistas rusos, según reportes difundidos en Washington.

Los fondos a Ucrania, que la Casa Blanca nunca antes había detenido, pasaron del control del Departamento de Estado y el Pentágono a Mick Mulvaney, director de la Oficina de Manejo del Presupuesto de la Casa Blanca, quien además es jefe de Gabinete y de la Comisión Federal para el Consumidor, y quien impidió la entrega sin razón aparente.

Un agente de inteligencia lo denunció

Alarmado por el aparente intercambio del Presidente estadounidense con su homólogo de Ucrania, y por otros incidentes que revelan un uso inapropiado del poder presidencial para presionar a líderes de otros países a cambio de ayuda para su reelección, un agente de Inteligencia asignado a la Casa Blanca arriesgó su carrera para presentar una explosiva denuncia contra el Presidente.

Michael Atkinson, inspector general de la Dirección Nacional de Inteligencia, que coordina las 17 agencias espías de Estados Unidos, consideró la amenaza creíble y urgente, reportándola de inmediato a los comités de Inteligencia del Congreso, como establece la ley, la cual también protege de represalias al denunciante confidencial o whistleblower.

En principio se sospechó que la promesa de Trump fue hacia Vladimir Putin o Kim Jung-un. Luego surgió Ucrania.

 

Enterrar la denuncia: la misión

Cuando Atkinson se disponía a turnar al Congreso la denuncia y poner a disposición al testigo confidencial -que es una figura legalmente protegida por las leyes-, la Casa Blanca y el Departamento de Justicia instruyeron a Joseph Maguire, director nacional de Inteligencia, a no hacerlo, por el impacto negativo que tendría sobre el Presidente Trump.

Determinaron que el nuevo escándalo disiparía aún más la esperanza de reelección de Trump, por lo que decidieron sellar la demanda, como hicieron con el reporte de Robert Mueller sobre la investigación de colusión y obstrucción que el procurador William Bar sólo difundió parcialmente.

Así lo informó Atkinson al comité de Inteligencia de la Cámara Baja del Congreso, en una sesión a puerta cerrada.

Este nuevo incidente aumentó la tensión entre la Dirección Nacional de Inteligencia, la Casa Blanca y el Congreso, que lleva a cabo numerosas investigaciones sobre la gestión del presidente Donald Trump.

“Si el presidente ha hecho lo que se le señala, habra pasado a un peligroso campo minado, con serias repercusiones para su administración y para nuestra democracia”, sostuvo Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara Baja.

“Trump debe dejar de impedir acceso del Congreso al denunciante confidencial y a su denuncia ahora, o enfrentar las consecuencias de dejar que la nación asuma lo peor y la posibilidad de ser removido de su cargo por traicionar su juramento”, advirtió el experto constitucionalista Laurence Tribe.

 

Giuliani intentó revivir investigaciones vs. Hunter Biden

Dos días después de la llamada telefónica del Presidente Donald Trump a Volodymyr Zelensky, Rudy Giuliani, su abogado y enviado personal, con ayuda del Departamento de Estado, se reunió en Madrid con Andriy Yermak, asistente del Presidente de Ucrania, con quien se ha entrevistado en cinco ocasiones, para precisar las investigaciones a las que se refirió Trump.

Se trata de la investigación sobre presunta corrupción de la empresa privada de gas, Burisma Holdings, para la que Hunter Biden trabajó durante cinco años, y que fue finalmente archivada por falta de pruebas.

Así como la relacionada con la presunta colusión de demócratas con el Gobierno de Ucrania para la difusión de información de actividades ilegales de Paul Manafort, quien fue presidente de la campaña de Trump en 2016 y ahora purga una larga condena por otros delitos.

“Su país nos debe, como a su pueblo, la verdad sobre lo que realmente ocurrió”, dijo Giuliani quien, de acuerdo con él ex alcalde de Nueva York, escuchó la disposición de que investigarían, al tiempo que renovó la petición de una entrevista de Zelensky con Trump, en la Oficina Oval, que enviaría una señal importante a Rusia, del apoyo de Estados Unidos a Ucrania, a lo que Trump, presionado por asesores, se había negado.

Trump finalmente accedió a reunirse con Zelensky a principios de este mes en Varsovia, pero canceló el viaje a causa del Huracán Dorian, que amenazaba al estado de Florida y a su hotel Mar-a-Lago.

El mandatario había pedido revisar la asistencia militar a Ucrania, de la que detuvo inicialmente 250 millones de dólares. Mike Pence estableció esa acción, con la falta de “suficientes acciones de Ucrania contra la corrupción”.

En mayo pasado, el actual fiscal general ucraniano dijo a medios que no había ninguna sospecha de malos manejos por parte de Biden o su hijo.

 

LEG