Cuando los mercados ven operaciones financieras como la anunciada ayer por la Secretaría de Hacienda para refinanciar deuda de Petróleos Mexicanos, por cinco mil millones de dólares, se entusiasman.
Pero luego ven que se mantiene el capricho de construir una refinería en Dos Bocas, Tabasco, en lugar de invertir más en la producción de petróleo, y se les quita.
Hay un grupo, dentro del equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador, que busca decisiones más sensatas en el sector energético y entra en conflicto con los más radicales.
Se han dado varios bandazos en materia petrolera y eléctrica que muestran que hay grupos con formas de pensar muy diferentes.
Están unos, dogmáticos y de la muy vieja escuela populista mexicana, que quisieran regresar a los viejos tiempos del Pemex estatizado y monopólico. Y al mismo tiempo el presidente López Obrador deja que haya un ala derecha que pugna por la participación de los capitales privados en los proyectos más rentables del sector energético.
Es incomprensible, quizá hasta perverso, que se deje a los dos grupos enfrentarse libremente, porque esto es parte de lo que confunde a los mercados con relación a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad.
Creen que se puede frenar a las firmas calificadoras de una eventual degradación crediticia de Pemex, sacando la cartera. Sí, pero para ello, hace falta muchísimo más de lo ofrecido.
Los cinco mil millones de pesos anunciados esta semana por la Secretaría de Hacienda son una muy buena jugada de refinanciamiento de la deuda de corto plazo, pero no cambia en nada la base del problema de la petrolera que sigue sin un plan creíble de negocios.
Y los 86 mil millones de pesos (4,400 millones de dólares), entre transferencias y ahorro en el pago de impuestos, que están contemplados en el paquete económico del 2020 para Pemex son cacahuates comparado con lo que implica su descomunal deuda de cien mil millones de dólares.
El ala radical de la 4T logró marginar a los particulares en las inversiones conjuntas con Pemex. Los moderados aseguran que los contratos de exploración y explotación en aguas profundas sí se concesionarán a particulares.
Solo que los farmouts bloqueados por los radicales servirían hoy para salvar la calificación de Pemex y lo de las aguas profundas servirá para tener un primer barril de petróleo en diez años.
Los radicales del gobierno han logrado mantener la construcción de la refinería de Dos Bocas, en la tierra natal del presidente como el gran proyecto sexenal. Y los mercados no se cansan de hacerles ver que esa es una muy mala forma de gastar hoy el poco dinero de la empresa petrolera.
Hasta hoy, el escenario más probable es la no tan lejana degradación de la deuda de Pemex a nivel de papel basura. Y tras esa rebaja seguirá la nota de la deuda mexicana. Cuando ocurra, los radicales culparán a los moderados de boicotear la supuesta regeneración de la 4T.