Queda claro que uno de los temas más importantes para el país es la economía; y su principal impulsor son las empresas y quienes en ellas se desempeñan.

Además, es importante considerar que la empresa es una de las formas de organización humana más compleja porque involucra a las personas, sus esfuerzos, la obtención de recursos necesarios para subsistir, amistades, pleitos, deseos, envidias, y tantos sueños que ponemos en el trabajo diario.

Precisamente por implicar todo este entramado humano, las empresas no pueden verse únicamente como generadoras de dinero. El desarrollo de los seres humanos que colaboran en la organización también es determinante. Y para ese fin, la capacitación es muy importante. Aspecto, por cierto, en el que andamos bajísimos, casi 85 de cada 100 empresas no ofrecen capacitación.

¿Y por qué no la hay? La mayoría de los micro, pequeños y medianos empresarios argumentan que no se imparte capacitación porque el conocimiento y las habilidades de su personal son los adecuados o porque el costo de la capacitación es elevado.

Vale la pena repensarlo, porque el ser humano es una realidad en continuo perfeccionamiento, y porque dentro de las formas de crecimiento de las corporaciones se encuentra contar con mayores ingresos, mayor capital, más trabajadores, más infraestructura, más ventas, pero también crecen los negocios al desarrollar a sus colaboradores. Transformar a los individuos en la empresa es transformar toda la organización.

Otro aspecto, muy importante para que los empresarios puedan crecer, es el acceso a los créditos. Son recursos que se utilizan para comprar insumos, maquinaria, pagar salarios, desarrollar nuevos productos, expandirse. Sin embargo, para sorpresa nuestra, la mayoría señala que no le interesan. Poco más de siete de cada diez micro, pequeños y medianos empresarios, si se lo ofrecieran, no aceptarían el crédito bancario.

No lo toman porque, nos dicen, les parece que son altas las tasas de interés que les cobran. De entre quienes no lo tomarían, dos de cada diez dice que no lo necesitan, o que no confían en los bancos, o simplemente no cree que se lo den. Con frecuencia también los créditos ofertados son tan chicos o a tan corto plazo, que de poco sirven.

Queda claro que aquí hay un área de oportunidad para los productos crediticios, pero también para la comunicación y reputación de los bancos.

En otras ocasiones lo hemos dicho, es central hacer equipo con los empresarios, de todos los tamaños, para impulsar este país. No se tiene que ir a una escuela de negocios para saber que, entre más crezcan las empresas, mayores posibilidades hay de más y mejores salarios, y consecuentemente de una economía y una dinámica social más próspera.

Con información de la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ENAPROCE) 2019, recientemente difundida por la Secretaría de Economía y el INEGI.

Maestro en Comunicación Institucional. Director de los Posgrados en Comunicación de la Universidad Panamericana.