Para tomar buenas decisiones, hay que tener buena información. La que le compete a la Secretaría de Salud, la Cofepris y a nuestros legisladores sobre la producción y uso de la cannabis medicinal es crucial para la economía de México y algunos pacientes de nuestro país para los cuales esta ley puede traer soluciones cruciales.
Primero lo primero: qué es qué. La cannabis es un género de plantas, de la familia de la Cannabaceae que consiste de tres especies: Cannabis sativa, Cannabis indica y Cannabis ruderalis. Ninguna de éstas es lo mismo que decir mariguana.
El Hemp y la mariguana tampoco son una cuarta y quinta especie de la cannabis, sino son los nombres que el mercado de la cannabis otorgó a dos tipos de variedades de las especies anteriores para usar en el lenguaje diario, sin tener que usar palabras complicadas.
Se le dice Hemp a esa variedad de la planta que contiene hasta 3% o más de THC, que es uno entre 100 o más cannabinoides (sustancias extraídas de la cannabis) descubiertos por la ciencia, entre los que están: el tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD).
Para entenderlo en palabras simples: el THC es la sustancia que altera tu percepción y modifica el estado de ánimo, el CBD es una sustancia que interactúa con el sistema nervioso central, SIN alterar la percepción o el estado de ánimo; por el contrario, tiene efectos que van desde ayudar a controlar el dolor, hasta disminuir las convulsiones.
En la variedad de cannabis conocida como mariguana, el THC es mucho más alto de 0.3%. La variedad conocida como Hemp encuentra su riqueza en el CBD. Pero ésa es sólo una de las cualidades de esta planta: desde hace varios siglos se usa para cosas que van desde hacer papel y textiles, hasta materiales para la construcción, entre otros.
¿Qué tienen que hacer nuestras secretarías, comisiones y legisladores por orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación? Tienen que crear el marco legal que va a regular el cultivo, la producción de materia prima, los medicamentos, los médicos, en fin, ecosistema social, terapéutico y económico Hemp y su sustancia estrella, el CBD.
¿Por qué? Aunque podríamos ser una potencia mundial dentro de la economía global y producir medicamentos o patentes de vanguardia de productos médicos que contienen CBD, con investigaciones hechas por instituciones como el Politécnico Nacional o la UNAM, la triste realidad es que somos de los últimos países del mundo en subirnos a este tren, que ha generado BILLONES de dólares en derrama económica y otros beneficios sociales en países como el Reino Unido, Estados Unidos y Holanda.
¿Nos volveremos una nación de adictos a la mariguana al pasar esta ley? No. Nos volveremos una nación de emprendedores agrarios, investigadores de clase mundial, con una población que atiende padecimientos que ningún medicamento de patente acaba de controlar de una manera sana, poco agresiva y natural.
Con esta información, podemos empezar la conversación como ciudadanos informados y no como pueblo aterrado, engañado y obligado a aceptar leyes que no sabemos cómo nos afectan.