Yeidckol Polevnsky pretende quedarse con el control de Morena al precio que sea.

No sólo desconoce los acuerdos del Tribunal Electoral, sino los de los consejeros del partido que ayer no pudieron sacar la convocatoria para elegir a la nueva dirigencia nacional.

Polevnsky incluso pretende influir la designación del nuevo presidente de la mesa directiva del Senado, cuya responsabilidad es exclusiva del coordinador parlamentario, Ricardo Monreal, y de la bancada.

En este caso específico, Polevnsky se alió con Olga Sánchez Cordero, Rocío Nahle, Tatiana Clouthier, Pedro Miguel, para impulsar la reelección de Martí Batres como presidente del Senado.

Este grupo ha cabildeado desde algunas semanas a favor de Batres a pesar de que en la bancada se pidió que en la selección del nuevo presidente de la mesa directiva no intervinieran agentes externos.

Según la todavía presidenta de Morena, cuenta ya con el apoyo de 30 de 58 legisladores para que repita Batres.

Hoy se definirá quién será el presidente del Senado por el próximo año y todo parece indicar que la votación interna de Morena será, irremediablemente, una copia de lo que ocurría con el PRD en cada elección.

Respecto a la convocatoria para elegir a la nueva dirigencia nacional, los consejeros de Morena se reunieron ayer a puerta cerrada.
Luego de más de cinco horas, el presidente de la Comisión de Honestidad y Justicia, Héctor Díaz Polanco, informó que no se había llegado a un acuerdo sobre la convocatoria y que volverían a reunir el martes, el último día del plazo legal que tienen para publicarla, a fin de corregir lo que los consejeros rechazaron.

Pero Polevnsky tiene otros datos.

Para ella la convocatoria sí fue aprobada y la reunión del martes sólo es para “incorporar’’ algunas observaciones a la misma.

El hecho concreto es que la ex líder de la Canacintra –vaya paradoja- se quiere asegurar de que antes de irse tendrá en la dirigencia nacional y en el Senado a incondicionales, por lo que pudiera ofrecerse.

¿Cambio?

Ajá.

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Alejandro Moreno rindió ayer protesta como el nuevo presidente del PRI.

El ex gobernador de Campeche tiene ante sí el reto de resucitar al partido, convertido en una “oposición de chocolate’’, sin alma y sin rumbo.

No estaría por demás que le echara un vistazo a lo que hacen sus bancadas en San Lázaro y en el Senado, en donde prácticamente no existen, no inciden en la toma de decisiones y mantienen un perfil de sobrevivencia.

También deberá demostrar que las críticas a Morena y al presidente López Obrador son serias y documentadas, que no se convertirá en un patiño del partido en el poder como muchos –incluso priistas- vaticinan.

Nada más.

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Carlos Ahumada estuvo detenido 48 horas en Argentina y aunque en México las autoridades informaron que comenzaba su proceso de extradición, el juez de la causa en su país natal lo dejó libre “por lo absurdo de las acusaciones’’.

Eso debió haber dolido a la Fiscalía General de la República que hasta el cierre de este espacio no había emitido ninguna declaración oficial sobre el tema.

Como sea, parece que Ahumada no será tocado por la justicia argentina, pero tampoco podrá regresar a México porque en una de ésas ya no regresa a las Pampas.

LEG