Tras las rejas Rosario Robles, aunque de manera preventiva, la gran pregunta que nos hacemos todos los mexicanos es si la investigación tocará a los ex secretarios de Hacienda y al propio ex presidente Enrique Peña.

Por mucha lealtad que Robles le profese a su ex jefe, la gran diferencia ahora es que ella está en la cárcel y él –o ellos-, afuera.
Y no es lo mismo.

La novedad de la maratónica audiencia que comenzó el lunes por la tarde y terminó la madrugada del martes es que Robles dijo al juez que ella había informado al secretario de Hacienda, en ese tiempo José Antonio Meade, y al propio Peña de los malos manejos que se habían detectado en la Sedesol, conocidos hoy como la Estafa Maestra.

El juez del caso ordenó a la Fiscalía General de la República (FGR) que se investigara a los involucrados por Robles en los dos meses que dio de plazo para cerrar el caso.

Si se realiza la investigación, es muy probable que el Ministerio Público federal pida al juez que se llame a declarar a Peña, Meade y los que se vayan acumulando en el plazo.

¿Se debe preocupar Peña?

Algunos pensamos que sí, pero lo mismo ocurrió cuando se destapó el caso en contra de Emilio Lozoya Austin con los resultados que todos conocemos: Peña no ha sido molestado para nada.

Incluso en lo más alto de las investigaciones contra Lozoya, Peña autorizó la difusión de un video en el que se le ve bailando despreocupadamente con su novia.

¿Rosario hablará o asumirá la responsabilidad del escándalo?

Por lo pronto López Obrador ya tiene la foto que necesitaba para demostrar que su cruzada contra la corrupción no era de chocolate.

De Lozoya ni hablar; el ex director de Pemex ha demostrado ser mucho más hábil para defenderse y para esconderse, que otros involucrados en el tema.

Lo deseable es que Robles ni sea un distractor –no vamos requetebién por más que tengan otros datos- ni una presa política.
Ya veremos.

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El caso de Robles y la Estafa Maestra no podrá cerrarse si el Ministerio Público no logra que un juez ordene la presentación del que fuera oficial mayor de la Sedesol y Sedatu, Emilio Zebadúa.

Este oscuro y controversial personaje fue la mano derecha de Robles y, de acuerdo a los testimonios de los testigos colaboradores, supo de las anomalías en los contratos que se simularon con universidades para desviar, según la imputación a Robles, 5,073 millones de pesos.

Zebadúa está amparado y no puede ser detenido por el momento; pero sin su declaración el caso no tendría que cerrarse.

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Se corre la versión en el Senado de que en septiembre podría quedar aprobada una iniciativa sobre la legalización de la mariguana con fines medicinales y probablemente recreativos.

La versión se refuerza con el hecho de que el Senado organizó una serie de conferencias –parlamento abierto le llaman- sobre el tema en el que participan expertos en salud, académicos y la Asociación Nacional de la Industria de la Cannabis (ANICANN), que presentará un proyecto agrícola que vendría a reforzar los ingresos del país.

Sin duda, un tema controversial, sobre todo ahora que el Gobierno federal le apostó a una campaña para disuadir el consumo de drogas, incluida la mariguana, pero cuya regulación es urgente para evitar esos baños de sangre a los que faltamente nos estamos acostumbrando.