Se tardó, pero al final la dirigencia de Morena dijo que sí está dispuesta a negociar la reducción de las prerrogativas a los partidos políticos.

Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena, acusó a la oposición de frenar el proceso legislativo para que se modifique la fórmula mediante la cual se calculan el presupuesto para los partidos.

“Tienen que acostumbrarse a hacer política con menos dinero’’, dijo.

La idea no es mala.

Lo malo es que lo dice un diputado del partido en el poder, quizá el que más recursos públicos ha destinado en los últimos 30 años para construir una clientela partidista.

No es que sea nuevo; lo hizo el PRI por décadas y lo intentó el PAN, sin conseguirlo.

Morena en cambio ha destinado, en lo que va del año, más de 500 mil millones de pesos a programas asistencialistas que le generarán una clientela electoral envidiable.

Aunque se llamen programas sociales u otros nombres igualmente eufemísticos, la bolsa millonaria que está gastando Morena hace innecesario que tengan un presupuesto partidista.

Tan es así, que la senadora Lilly Téllez anunció que presentará una iniciativa en la Cámara alta para reducir en 70% el presupuesto partidista.

Y si la iniciativa fuera para reducir 95% les daría igual porque, como lo hizo el PRI, los programas asistencialistas son los que generan mayores dividendos políticos.

¿Que si los partidos deben recibir menos dinero? Por supuesto, es una demanda de hace varios años.

Pero no puede haber una reducción real si no hay un esquema que sustituya al actual.

Bien pensado, planeado, sin huecos para la interpretación ni de partidos de la autoridad electoral; que no propicie la exterminación de la oposición, como se quiere, sino que fortalezca nuestra blandengue democracia.

¿Es mucho pedir?

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No es haciendo un acuerdo con el secretario de Hacienda como se va a solucionar este tema de la reducción del presupuesto para los partidos políticos.

La única y real solución es modificando la Constitución, y con ello la fórmula con la cual se calculan las prerrogativas para los partidos.

Dicha fórmula consiste en multiplicar el número de ciudadanos inscritos en el padrón electoral al 31 de julio por 0.65% de una Unidad de Medida y Actualización (UMA), cuyo valor para este año fue fijado en 84.49 pesos.

Delgado dice que la propuesta de Morena es modificar el porcentaje de la UMA, que sea por 0.32.5% en lugar de 0.65%, lo que reduciría a la mitad el presupuesto partidista anual.

Lo otro, convocar a los presidentes de los partidos políticos a una reunión con el secretario de Hacienda y el presidente del INE con el fin de resolver el tema, es rollo.

Demagogia.

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El caos generado en varios puntos del país incluida la capital por campesinos que reclaman más recursos tiene un líder en Morena.

Se trata del senador del PT, zacatecano, José Narro Céspedes, quien no olvida sus orígenes de El Barzón y reclama que “suelten’’ el presupuesto que, según él, está retenido.

Quién sabe si le harán caso, pues ya el presidente López Obrador les dijo que no “gastaran su tiempo en marchas y plantones’’, porque el dinero ya no se entrega ni a líderes ni a organizaciones, sino directamente a los campesinos.

¿Qué le habrá querido decir a Narro?