Ante la recalcitrante retórica nacionalista y antiinmigrante del presidente Donald Trump, se han fortalecido las acciones de los autodenominados patriotas que cada vez realizan prácticas más violentas en contra de los migrantes; sus tácticas han sido filmar inmigrantes y propagar los videos en redes sociales, además de atacar iglesias y amenazar a pastores y personas que se solidarizan con la migración.

Con las dos masacres de El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, ya son 250 tiroteos en lo que va del año 2019 en Estados Unidos. Según un reporte del Centro de Estudios sobre el Odio y el Extremismo, en este país, los crímenes de odio aumentaron en 9% en las 30 principales ciudades norteamericanas en 2018. Según las cifras, en 2015 se registraron 1.618 crímenes de odio, en 2016 hubo 1.730; 1.836, en 2017 y en 2018 fueron 2.009 los asesinatos.

Trump busca la reelección, y en su discurso electoral como titular del Ejecutivo destroza a los inmigrantes de todas las nacionalidades, pero en especial a los mexicanos. La masacre la realizó el presunto atacante Patrick Crusius, joven de 21 años a quien además se le atribuye el “manifiesto de odio” en donde señala que es una respuesta a la invasión hispana, lo que es una acción acorde a la política trumpista.

El canciller Marcelo Ebrard reaccionó de inmediato calificándolo como un acto terrorista. Su coordinación con los cónsules para atender a las familias de las víctimas de la masacre de El Paso fue muy diligente.

Sin embargo, se esperaba una postura más fuerte frente al Gobierno de Estados Unidos. Pero también es entendible su extremo cuidado en la relación bilateral. Aunque la respuesta de Donald Trump -que es el principal promotor del odio y la supremacía blanca- fue señalar que el tiroteo fue un acto de cobardía, de odio y precisar que los hechos en El Paso y Ohio es un problema de salud mental. Lo cierto es que la realidad de la relación México-Estados Unidos es ésta. Y si hoy fueran las elecciones, Trump ganaría la reelección.

Susurros

Ya son tres ex secretarios de Salud quienes alertan al gobierno de López Obrador sobre la utilización de los recursos del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos (FPGC), columna vertebral del Seguro Popular. Julio Frenk y Salomón Chertorivski, a través de un artículo publicado en el periódico Reforma, llamaron a la 4T a evitar una catástrofe. José Narro precisó que tan sólo en el sexenio pasado el fondo permitió atender a casi 700 mil pacientes. Se ve el final del Seguro Popular y la construcción del Instituto de la Salud para el Bienestar.

Negro fin de semana para el gremio periodístico. Jorge Ruiz Vázquez, del Gráfico, de Xalapa; Rogelio Barragán, director del portal Noticias de Guerrero y Edgar Alberto Nava son los tres reporteros asesinados en los estados de Guerrero y Veracruz. Es lamentable que cada vez es más complicado desarrollar el ejercicio profesional de informar, ya que no existen condiciones necesarias para desempeñar la actividad periodística sin arriesgar la vida.