El ajuste de 25 puntos base en la tasa de referencia de la Fed era esperado por los mercados para ubicarse en 2.25% anual. Fue el primer ajuste a la baja en los últimos 10 años, una decisión que, además, no fue unánime. Dos de los miembros del Comité votaron por “mantener” sin cambio la tasa de interés.

Lo que no estaba contemplado es que Jerome Powell comentó que esta baja obedece a un “ajuste en la mitad del ciclo”, con lo que se presume que cualquier baja adicional sería “limitada”, esperando a que la desaceleración de la economía sea transitoria y en algunos meses pudiera retomar su dinámica.

Sin embargo, hay que sumar ahora el momento “electoral” en Estados Unidos. Donald Trump anunció el incremento de 10% a productos de bienes importados de China a la Unión Americana por un monto equivalente a 300 mil millones de dólares a partir del 1 de septiembre. Una amenaza que ya está teniendo “muertitos” como el petróleo que cayó fuerte (-7%), y en contraparte el oro que se vuelve instrumento de cobertura.

Señales que pueden tener efectos diferentes. Una expectativa de una economía americana en desaceleración “moderada” con posible tendencia a reactivarse en los próximos meses de acuerdo a la Fed, pero ahora la imposición de nuevos aranceles a China que tendrán un mayor impacto sobre su economía y la región de Asia y al mundo.

Por ello, consideramos que la curva de los bonos del Tesoro se demande más. El bono a 10 años tendrá aún un probable espacio de baja por un aumento en la demanda con un objetivo hacia 1.70%, donde intentaría rebotar con techo en 2.15%. En el tiempo, abriría espacio para que la Fed siguiera con una nueva baja entre septiembre y diciembre en función de la desaceleración mundial.

Las Bolsas americanas podrían haber encontrado un techo en los máximos recientes y empezar a tener un período mayor de consolidación. El problema es que podrían darse movimientos hasta de 10%, y significa “volatilidad”. De darse ese ajuste por ahora, la tendencia de alza se mantendría en el mediano plazo.

El dólar a través del índice DXY está presentando un movimiento de alza alcanzando su mayor nivel desde mediados de 2017. Su potencial sería entre 2 y 4%, suficiente para generar movimientos volátiles en las próximas semanas.

Con todo esto y la visión que se tiene sobre la economía mexicana, consideramos que los mercados domésticos seguirán la misma inercia.

Las tasas de interés tratarán de mantener el “spread”, aunque con un mayor nivel de aversión al riesgo. El “spread” es ahora de 600 puntos base vs. 575 puntos de los últimos meses. En el mejor de los casos, se trataría de mantener el mismo spread. Lo que vemos preocupante es seguir los flujos de tendencia de extranjeros, que al cierre del 23 de julio se tiene una salida de mil 496 millones de dólares en 2019 en mercado de dinero. Esto podría limitar los tiempos para que el Banxico pueda ajustar la tasa de interés que tanto necesita la economía.

La Bolsa podría intentar algún período de consolidación, mientras respete los 39 mil 300 puntos, ya que de lo contrario y ante una falta de catalizadores, buscaría los 38 mil 350 puntos o si el riesgo global es mayor, hasta arriba de los 34 mil puntos.