BERLÍN.- La canciller federal Angela Merkel, quien concluirá su cuarto periodo de gobierno en 2021 y ha sufrido inesperados temblores en los últimos días, mantiene su agenda de trabajo y justo cuando cumple 65 años es objeto de escrutinio público no por su desempeño, sino por su estado de salud.

 

Los alemanes han visto con alarma el deterioro de la salud de la canciller federal, quien en las últimas semanas ha sufrido espasmos cuando daba la bienvenida a varios de sus colegas europeos.

 

El miércoles pasado Merkel sufrió un tercer episodio de temblores en menos de un mes durante la ceremonia de recepción del primer ministro finlandés Antti Rinne, lo que causó que se originarán más especulaciones sobre su estado de salud.

 

Este fue el tercer episodio de espasmos que la canciller federal sufrió en las últimas tres semanas, luego del que registró el pasado 18 de junio cuando recibió al nuevo presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski y el 27 de junio durante el nombramiento de la nueva ministra de Justicia, Christine Lambrecht.

 

Su disciplina, carácter y fortaleza para enfrentar situaciones difíciles al frente del gobierno alemán, que asumió en el 2005, le han llevado a ser nombrada por la revista Time como persona del año y líder de facto de la Unión Europea, mientras la Organización de Naciones Unidas la reconoció por su postura humanitaria.

 

Un día como hoy pero de hace 65 años nació en Hamburgo, Angela Dorothea Kassner, hija de la maestra de inglés y latin, Herlind Kasner, y del pastor luterano Horst Kasner, y tiene dos hermanos menores Marcus e Irene.

 

Creció en una ciudad del este comunista alemán y desde pequeña mostró gran habilidad para las matemáticas, la ciencia y los idiomas.

 

Estudio Física en la Universidad de Leipzig y se doctoró en Química Cuántica, y después trabajo como química en una academia científica en Berlín oriental.

 

Se casó con Ulrich Merkel en 1977 y en 1982 se separó de él pero conservó su apellido y en 1998 contrajo segundas nupcias con el químico Joachim Sauer.

 

Participó cuando tenía 36 años en el creciente movimiento de la democracia del este en 1989 y tras la caída del muro de Berlín trabajo como vocera del gobierno de Alemania oriental tras las primeras elecciones democráticas.

 

Se integró en 1990 a las filas de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), dos meses antes de la reunificación de Alemania.

 

El canciller federal Helmut Kohl, quien fue su mentor, la designó ministra para Mujeres y Jóvenes, pero cuando la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por sus siglas en alemán) enfrento un escándalo de financiación irregular renunció a su puesto en 1999.

 

Un año después con el apoyó de Wolfgang Schäuble, quien con el tiempo sería ministro alemán de Finanzas, asumió la secretaria general del CDU.

 

Cinco años después fue la primera mujer nacida en Alemania del Este en ocupar la cancillería federal de Alemania, y ya al frente del gobierno superó las criticas personales al renovar su imagen con un nuevo peinado y atuendos más coloridos, según la BBC de Londres.

 

En ese primer periodo para formar gobierno alcanzó un acuerdo de coalición con los socialdemócratas de centro-izquierda (SPD).

 

En el marco de la crisis financiera europea, Merkel fue un símbolo de la austeridad fiscal al ordenar recortes presupuestarios y una supervisión estricta para eliminar las deudas que arrastraba el sur de Europa.

 

La popularidad de Merkel al frente del gobierno alemán se incrementó al disminuir el desempleo y mantener en buen nivel las exportaciones del país.

 

La canciller alemana presidió el Grupo de los Ocho (G8) y el Consejo Europeo, al emular a la primera ministra de Reino Unido, Margaret Tacher.

 

Merkel decidió, tras el aumento de la inmigración a territorio alemán, abrir las fronteras de Alemania pero con ello suspendió de forma temporal un regla del bloque europeo que señala que los solicitantes de asilo deben registrarse en el primer estado miembro al que ingresaron.

 

El Partido para Alemania (AfD) de extrema derecha criticó la postura de la jefa de gobierno de abrir las puertas a la inmigración y respaldó las protestas antiinmigrantes que se realizaron en las ciudades de Leipzig y Dresde.

 

Esta situación afectó la popularidad de Merkel y en los comicios generales de septiembre de 2017 la Unión Demócrata Cristiana registró su peor resultado desde 1949.

 

En octubre del año pasado los resultados en las elecciones estatales en Baviera y Hesse no favorecieron a la CDU y el SPD, lo que evidenció que los votantes estaban decepcionados con sus dirigentes.

 

En este marco, tras la derrota de su bloque conservador en las elecciones regionales, Merkel anunció que no optará a un nuevo mandato tras la presente legislatura, que previsiblemente terminará en 2021.

 

En las elecciones europeas de mayo pasado los resultados fueron adversos para los socialdemócratas alemanes, en los que obtuvieron apenas 15.8% de los votos, 11 menos que en 2014, y quedaron relegados al tercer lugar por detrás de Los Verdes.

 

Merkel, quien llegó al poder en 2005 y fue reelegida para un cuarto mandato tras las elecciones generales de 2017, anunció que se retirará de la política al final de su mandato, a más tardar en 2021.

gac