Dicen que primero una crisis y después otra.

Es absolutamente normal que existan divergencias entre el Presidente y sus secretarios, pero ésta no fue la primera vez que Carlos Urzúa le renuncia a Andrés Manuel López Obrador.

A los problemas detectados tuvo otra preocupación: la incapacidad del Gobierno para actuar y controlar crisis.

Antes de lo esperado, Carlos Urzúa, secretario de Hacienda y Crédito Público, publicaba su carta de renuncia dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, que decía:

“Discrepancias en materia económica, hubo muchas. Algunas de ellas porque en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco”.

Definitivamente para Carlos Urzúa hubo algo más que manga ancha.

“Aunado a ello, me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual Gobierno con un patente conflicto de interés. Por los motivos anteriores, me veo orillado a renunciar a mi cargo”.

Subido en la lomita, término beisbolero, el Presidente habló de su lanzamiento: “Vamos de prisa y no nos vamos a detener; los cambios van. Es mejor acostumbrarnos y entender el contexto, las circunstancias de cambios que se van a seguir dando, incluso puede haber hasta otras renuncias”.

Muchas veces el presidente López Obrador dijo que su secretario de Hacienda era “extraordinario y honesto”; el martes, Carlos Urzúa dejó de serlo, y fue acusado por el Presidente:

“Imagínense que a estas alturas termine yo de tapadera o de alcahuete, que pierda yo mi autoridad moral, que es lo que estimo más importante en mi vida, que por eso no han podido destruirme, políticamente hablando. Entonces, podrá ser muy mi amigo, mi compañero de lucha de hace años, inclusive un hijo, mi esposa, pero no voy a permitir la corrupción, no la voy a permitir, sea quien sea”.

Arranca un proceso largo y fastidioso para Arturo Herrera, en donde seguramente se verá forzado a recortar más el gasto o tal vez subir impuestos, pues la economía se verá afectada por futuras crisis.

Y ya lo sabe o se deja convencer o cuello.

Dice el Presidente que México tiene la confianza de inversionistas extranjeros y, desde luego, tienen la confianza de empresarios nacionales.

Hoy yo no estaría tan seguro.