Tras las elecciones parlamentarias europeas, en las que el opositor Partido Laborista y el hoy gobernante Conservador tuvieron sus peores resultados en décadas (14 y 9%, otorgándoles 10 y 4 asientos respectivamente, lo que los colocó en los lugares tercero y quinto de la votación británica), la ruta para destrabar el Brexit sigue siendo una incógnita.

El votante castigó la ambigüedad de estos dos partidos, los principales en el Reino Unido, con respecto a la salida de la Unión Europea (UE). Por ejemplo, el votante apoyó con mayor contundencia la claridad pro-Brexit o anti-Brexit: el primer lugar, con 32% (29 asientos en el hemiciclo de Estrasburgo), se lo llevó el Partido Brexit del euroescéptico Nigel Farage, que promueve un Brexit lo antes posible (sin acuerdo, si es necesario); y en segundo lugar, con 20% (16 asientos), el Liberal Democrático, que desde 2017 ha sido consistente en su postura anti-Brexit, pidiendo un segundo referéndum con la opción de cancelar la salida.

Si se suman los porcentajes que lograron otros partidos también claros en sus posturas pro o en contra, el polo pro-Brexit, agregando los votos del Partido Independencia del Reino Unido (conocido en inglés como UKIP), conformó el 35% de la votación; y el polo anti-Brexit, añadiendo los sufragios del Partido Verde, el Nacional Escocés, Cambio Reino Unido, y el galés Plaid Cymru, agrupó 40% del total.

Esta polarización de las opiniones ciudadanas ya está influyendo en la contienda interna conservadora para suplir a Theresa May, quien dejará el liderazgo del partido el 7 de junio, al punto de orillar a los aspirantes pro-Brexit a endurecer sus posturas. Tal ha sido el caso de los parlamentarios Boris Johnson, Esther McVey y Dominic Raab, quienes, de ser electos, ya rechazaron solicitar una nueva extensión de tiempo más allá del 31 de octubre (fecha límite acordada con Bruselas), abriendo la puerta a un caótico Brexit, si no hay un acuerdo pluripartidista antes de esa fecha. Sin embargo, cabe recordar que el Parlamento votó en contra de un Brexit sin acuerdo en marzo pasado, así que un primer ministro que abiertamente busque una salida dura podría no durar mucho en el cargo.

Por su parte, la élite laborista también ha reaccionado con alarma ante la elección. Las dos alas dentro del principal partido opositor han pedido reafirmar sus posturas: la parlamentaria anti-Brexit, Emily Thornberry, quien también es la secretaria de sombra para Exteriores, declaró que el partido debe apoyar sin ambigüedades un segundo referéndum y convertirse en una agrupación a favor de que el Reino Unido permanezca en la UE.

Del ala pro-Brexit, Caroline Flint, compañera de Thornberry en la Cámara de Comunes, ha pedido justamente lo contrario: apelar a los votantes que desean salir, y concretar un Brexit lo antes posible.

LEG