Ni antes ni ahora las familias son iguales frente a la inseguridad.

Ni antes ni ahora dejarán de ser controvertidas y llamativas las visiones de algunos ex dirigentes del PAN y hasta ex Presidentes de la República que disfrutaban privilegios excepcionales.

La carta del ex presidente Felipe Calderón al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, acerca de la “súbita desprotección” a la que es sometida su familia confirma dos cosas.

Primero, es interesante observar cómo quiénes están a favor de una presencia disminuida del Estado, la democracia cristiana en este caso, con el posicionamiento de algunos de sus líderes más destacados, que en vez de hacerse cargo del costo de su propia seguridad esperan que ese Estado que encabezaron costee la misma y, segundo, que también ciertos procesos parecen darse en racimo: en la cercanía con el Presidente de México del sexenio 2006-2012 otros personajes, relacionados con posicionamientos y causas camaleónicas están ahora en situación de controversia.

Es el caso del ahora ex director general del IMSS, Germán Martínez, connotado articulista y ex dirigente del panismo convertido a la 4T que decidió renunciar en queja por la “perniciosa injerencia” de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público -qué novedad- en el presupuesto del IMSS que dirigió cinco meses.

También sobresale el caso de una activista destacada muy cercana a la familia del panismo que se ubicó en el centro del poder y a quien le fue retirado el usufructo de uno de los inmuebles que, según la Secretaría de Gobernación y otras autoridades, utiliza sin derecho.
Regreso a la carta.

Felipe Calderón sostuvo en enero de este año en su carta a AMLO que el riesgo de “actos retaliatorios” en contra de él y su familia lo hacen gravemente vulnerable.

Calderón situó en esa misiva el origen de tales hipotéticos actos en las capacidades de venganza de actores criminales a quienes, asegura con alguna razón, su Gobierno combatió. Argumenta que en vista de que no se enriqueció en el desempeño de su cargo y dada la incertidumbre respecto de sus ingresos variables e inciertos está en dificultad de sufragar los servicios de seguridad que dice requerir.

Calderón es un hombre inteligente y es muy probable que en lo fundamental sea un hombre honesto sin que deje de ser ampliamente controvertido su acercamiento al tema de la seguridad pública: hay quienes sostienen que su confrontación directa del crimen organizado le da crédito social, mientras que el segmento de fuerzas progresistas que arrasó al PAN en la elección de 2018 defiende la tesis de que se excedió sin resultados creando una saga de violencias desatadas en el territorio nacional.

Como muchos otros mexicanos que ciertamente, a su manera y cada vez que denuncian un acto delictivo respecto del cual están dispuestos a llegar hasta el final, Calderón se encuentra ante cierta indefensión.

Pidió a AMLO “un mínimo de protección”, sugirió colocarse en una visión por encima de las diferencias ideológicas y de opinión con el Presidente y se dijo dispuesto a ser llamado para compartir experiencias sobre lo vivido en aquel sexenio que precedió al todavía peor de Enrique Peña Nieto.

Ojalá que un día en México todos tengamos la seguridad que antes solamente tenían los ex Presidentes de la República.

@guerrerochipres