Los equipos de época han existido desde el inicio de la práctica del futbol. Conjuntos han acompañado el paso del tiempo con proezas algunas más heroicas que otras, pero siempre dejando para la posteridad el recuerdo que alimenta la añoranza de esos momentos en los que un grupo de individuos con dotes para hacer arte con el balón llenaron de alegría a miles o millones de espectadores. El Grande Torino: mito del balompié italiano que ha labrado por siete décadas una leyenda inolvidable es el claro ejemplo.

Decir que se es hincha de la Juventus, Milan, Inter, Roma e incluso Napoli es común en la actualidad, ya que estás escuadras han copado los peldaños más altos del futbol en la península del mediterraneo. Ser partidario del Torino, por el contrario, no es nada habitual ni por moda, pero hace siete décadas la situación era lo opuesto.

El Torino es un club que hoy no goza de la bonanza de títulos ni de otros logros deportivos en estos días, sin embargo, en la década de los 40 fue la escuadra que dominó el futbol italiano a placer. Imbatibles en casa y muy duros de visita, los granata conquistaron cinco títulos de la Liga italiana, cuatro de ellos de forma consecutiva, además de un subcampeonato.

Atípico a la usanza italiana, el Grande Torino, como era conocido ese equipo y sería conocido así para siempre, era una máquina de hacer goles. Un poder ofensivo que bien pudo ser envidiado por el Madrid o el Barcelona de la actualidad.

Bacigalupo, Ballarin, Castigliano, Gabetto, Revelli, Ossola, Rigamonti, Mazzolla. Nombres que se eternizaron por el despliegue de juego y alegrar a toda una ciudad por años. Pero como todo lo bueno no puede durar para siempre, se terminó ese sueño mucho antes de lo que cualquiera pudo imaginar.

Confabulación trágica del destino

En el pináculo de una era que difícilmente se volverá a repetir. Justo en el mejor momento de la carrera de un grupo de jugadores que sentían, amaban y defendían con todo la camiseta y el escudo del Torino, el destino los arrojó hacia el desenlace más terrible.

El 4 de mayo de 1949, el Grande Torino viajaba de regreso a Turín después de disputar un amistoso contra el Benfica en Portugal para despedir a Xico Ferreira. La aeronave Fiat G.212 perdió el control antes de tocar tierra debido a las condiciones meteorológicas tan difíciles que se presentaron. Se atribuyó a que la densa niebla causó una desorientación del espacio debido a una falla en el altímetro de la cabina de pilotos. El avión se estrelló contra el muro de contención de la Basílica de Superga.

Ninguno de los pasajeros que iban a bordo sobrevivió. La alegría desaforada de toda una ciudad pasó a ser luto nacional. Un equipo por todos admirado pasaba a ser venerado. El Grande Torino dio un salto a la inmortalidad por culpa del destino, ese que no tiene un equipo favorito. Fue él quien tuvo que intervenir para terminar con los Invencibles, pues en el campo no hubo quien los derrotara.

Pero el destino no predijo que aquella escuadra iba a seguir volando. Que traspasaría las barreras del tiempo y que a 70 años de haber interrumpido su mejor momento, hoy seguiría siendo admirada y recordad con gran cariño

Turín: ¿granata o biaconera?

Pese al dominio que ha ejercido la Juventus en la última década y que la ha apuntalado como la escuadra más laureada de toda Italia, en Turín se vive una situación particular. En la mayor parte del mundo se optaría por ser hincha del conjunto históricamente ganador, pero los turineses mantienen una fidelidad para algunos enfermiza y para otros admirable. Mantienen al Torino por encima de la Juve.

La gran parte de los habitantes de la ciudad transalpina tienen al Torino como su equipo. Aquella historia tan legendaria ha hecho que hijos y nietos de los tifosi del Grande Torino sigan con la misma fidelidad al equipo que sólo ha vuelto a ganar un scudetto en 70 años.

Para ellos no es una locura. O tal vez sí. Ese sentimiento que hoy genera portar la maglia granata va más allá de la comprensión de los ajenos a la alegría, tristeza, angustia, sorpresa, nostalgia, euforia y pasión que desemboca en un genuino amor. Debe ser amor, pues no importa cuan sufrimiento hayan pasado sus tifosi, ellos siguen orgullosos de sus héroes y los colores que hace más de siete décadas enamoraron a todo un país.

Stadio Filadelfia: la fortaleza del toro

El recinto donde el Torino de la década de los 40 gestó la leyenda que al día de hoy lo tiene como uno de los grandes clubes en la historia de Italia es el Stadio Filadelfia. 15 mil almas acudían para alentar a sus héroes y vieron como por casi cinco temporadas los granata no cayeron ante nungún rival en ese estadio que quedó en el olvido por casi 55 años.

Inaugurado en 1926, fue cerrado en 1963 y demolido casi en su totalidad en 1998. Hace una año, el Stadio Filadelfia renació. Hoy en día es una estructura nueva que conserva parte de las gradas de la original, y en la que juega la filial del equipo.

Honor, respeto y amistad

Luego de la tragedia de Superga, equipos de todo el mundo mostraron su apoyo a la entidad granata, pero hubo un equipo que fue más allá: River Plate. El conjunto conocido como la Máquina viajó hasta Italia para jugar un partido a benefició de las familias de las víctimas del accidente aéreo.

Aquel equipo que es considerado uno de los más importantes en la historia de River Plate contaba con leyendas como Ángel Labruna, José Manuel Moreno, Amadeo Carrizo, Adolfo Pédernera, Félix Loustau, Carlos Peucelle y un joven de nombre Alfredo Di Stéfano.

El encuentro disputado el 26 de mayo de 1949 en Turín terminó con un empate a dos goles. Fue a partir de ese momento que la relación entre granata-millonaria empezó. En forma de agradecimiento, el Torino ha jugado desde entonces con equipaciones que llevan la banda que River Plate utiliza en su uniforme. De igual manera, los Millonarios han disputado temporadas con camisetas en color granate para honrar esa amistad que es eterna.

Números

94 partidos mantuvo el Grande Torino sin perder en casa; una proeza que ningún otro equipo ha emulado

Lo que debes saber

La goleada más amplia. El Torino consiguió un récord que hasta el día de hoy sigue vigente. La escuadra granata goleó al US Alessandria por 10-0 en la temporada 1946/47, la diferencia más grande que se ha dado en un encuentro en la Primera División italiana. Era tal el dominio del Toro, que esa campaña terminaron con saldo de 125 goles a favor por sólo 33 en contra.

El superviviente desconocido. Hubo un miembro de aquel equipo que se salvó del fatal accidente en Superga. Sauro Tomá, defensa de 21 años en ese momento, no viajó a Portugal con el equipo, pues el técnico Leslie Lievesley le dijo que se quedará en Turín. Tomá falleció el 10 de abril de 2018 y fue recordado como el defensa más afortunado del mundo.

Iban a conquistar el mundo. El Grande Torino era la base de la Selección italiana en aquel momento. De hecho, los 10 jugadores de campo eran del Torino, sólo el arquero pertenecía a la Juventus. Un año antes de disputarse la Copa del Mundo de Brasil 1950, se esfumó el sueño de levantar por tercera vez el trofeo Jules Rimet. Aquel equipo pudo cambiar la historia del Maracanazo.

LEG