Desde muy pequeños iniciamos un contacto con el mundo de la literatura. Nuestros padres nos leían un cuento por las noches antes de dormir y nos llevaban a inimaginables mundos, productos de nuestra imaginación. Más tarde ingresamos al colegio, y los profesores nos mostraron otro tipo de lecturas. Con el paso del tiempo fuimos definiendo el gusto por una o distintas clasificaciones.

Lo anterior nos lleva a reflexionar que los libros son parte fundamental en nuestra vida, y pese a que la tecnología ha modificado el papel por las tabletas digitales para leer, su función sigue siendo la misma, y si a ello agregamos que en la actualidad existe una variedad infinita de escritores y clasificaciones, podemos concluir que la vida no es suficiente para poder leerlos todos.

Todo esto viene a tema por la reciente celebración el Día Mundial del Libro, el cual se conmemora cada 23 de abril en honor a la muerte de los escritores William Shakespeare, Miguel de Cervantes e Inca Garcilaso de la Vega, con el objetivo de acercar a la población de todo el mundo a la lectura, pues es bien sabido que ésta es importante para nuestro desarrollo mental e intelectual. Lo que me hace tomar una frase que me gusta mucho de José Martí: “Ser culto es el único modo de ser libre”…, y todos amamos la libertad.

No obstante, pese a las constantes campañas que se han promovido en torno a este tema, tal parece que el resultado no ha sido el deseado, pues según datos del INEGI, de cada 100 mexicanos, sólo 45 han leído un libro en los últimos 12 meses, lo que se reduce a menos de 50% de la población. Y lo que es más terrible aún, ocho de cada 10 lectores no comprenden lo que leyó.

Algunas personas argumentan la falta de tiempo o dinero, lo cual ya no es justificable, ya que muchas de ellas sí tienen tiempo para revisar sus redes sociales, pero no para visitar un portal de noticias o descargar un libro digital que actualmente es muy sencillo de conseguirlos.

Esto nos demuestra que las estrategias no han sido las adecuadas. Necesitamos que padres de familia, maestros y autoridades se unan para encontrar métodos e ideas que motiven a toda la población a leer, principalmente a niños y jóvenes, porque de lo contrario generamos un problema de comunicación y de comprensión que nos afecta a todos.