La salida del Reino Unido de la Unión Europea, grupo del que forma parte desde hace 43 años, ha representado un cisma continental, es un parteaguas sin antecedente en el mundo moderno, y los alcances quizás aún no los podemos ver al cien por ciento.

Analiza el fenómeno el académico José Joel Peña Llanes, quien ha centrado sus investigaciones en el estudio del proceso de integración de la Unión Europea, en sus diferentes etapas, así como en el desarrollo de la crisis económico-financiera, política, social e institucional de dicho bloque regional.

Admite que una salida sin acuerdo es la opción más probable, porque analistas y los propios políticos de Reino Unido, como del resto de los 27 países de la Unión Europea, creen que es el escenario más viable; aunque apunta que es muy pronto para dar un pronóstico certero, pues la historia ha ido cambiando día con día.

¿Quién pierde con el Brexit?

Reino Unido sería el Estado más afectado. Económicamente sería la parte más perjudicada, sobre todo porque el 40% de sus exportaciones tienen como destino a la Unión Europea, mientras que el flujo de exportaciones de la Unión Europea al Reino Unido apenas alcanza el 8%. El Reino Unido ya no se beneficiaría de las ventajas de pertenecer al mercado comunitario, pues tendría que ajustar sus prácticas comerciales a las reglas del sistema multilateral de comercio, en el marco de la Organización Mundial del Comercio. Además, este proceso ha tenido costos reales para le economía británica en términos de una disminución de su PIB y una menor producción económica.

¿Y la Unión Europea?

Se vería afectada, por ejemplo, debido a que alrededor de 4.5 millones de europeos viven o trabajan en el Reino Unido y, en caso de una salida sin acuerdo, tendrían que someterse a las condiciones que imponga el Reino Unido y regularizar su situación migratoria. Por ejemplo, tendrán que iniciar los trámites para obtener el estatus de asentado o de pre-asentado. En términos económicos, la salida sin acuerdo afectaría a la economía general de la Unión Europea, que se encuentra en proceso de desaceleración con algunos países que se han declarado en recesión.

¿El Brexit fue una decisión acertada?

No fue la mejor decisión, desde realizar el referémdum, porque eso ya sienta un precedente que deja entrever la crisis sistémica que vive la Unión Europea, y no sólo producto de la crisis económica y financiera de 2008, sino una que ha arrastrado desde hace muchos años.

El referéndum puso en entredicho la continuidad del proceso de integración, generó dudas sobre una Unión Europea fuerte. La Unión no ha sido el proceso de integración prometido, sino que ha tenido mayores costos que beneficios. Vive una crisis multidimensional, no es sólo económica, sino política, social, e incluso institucional, por ejemplo con la migración.

Reino Unido fue el único estado que decidió salirse…

No hubo una salida generalizada, pero eso no quiere decir que no haya movimientos latentes.

Comentó que los problemas no fueron con los otros países, sino al interior del Reino Unido.

Las votaciones del Parlamento británico en contra del acuerdo de salida es una muestra clara de su división política interna, que se suma a la lista de problemas que enfrenta el Reino Unido en el contexto del Brexit. Estas decisiones han propiciado que se cuestione nuevamente el liderazgo de Theresa May como Primera Ministra, lo cual ha sido aprovechado por opositores, como el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, quien se posiciona como el próximo Primer Ministro.

¿Qué se vislumbra?

La Primera Ministra se ha pronunciado a favor de un acercamiento con Jeremy Corbyn para buscar una solución que favorezca la unidad nacional, en la inteligencia de que, si el acuerdo se aprueba antes del 22 de mayo, el Reino Unido ya no tendría que participar en las elecciones europeas. Esta decisión recibió duras críticas de los miembros más aguerridos del Partido Conservador, lo cual aviva la llama de la discordia que se ha acentuado en los últimos dos años y medio.

¿Qué papel juegan los otros estados?

La semana pasada, el negociador europeo del Brexit, Michel Barnier fue muy claro al afirmar que la Unión ya no renegociará el acuerdo de salida acordado en septiembre del año pasado. Por lo tanto, solamente existen tres posibilidades para el bloque europeo: la aprobación del acuerdo de salida en los términos acordados previamente; la salida sin acuerdo; o la solicitud del Reino Unido para una prórroga larga, la cual deberá lograr el consenso interno para sacar adelante el acuerdo de salida.

¿Qué opina la ciudadanía?

Un elemento que a mi juicio es fundamental, pero que ha sido marginado por temas de índole político. De acuerdo con una encuesta del National Centre for Social Research, la agencia de investigación social independiente más grande del Reino Unido, la mayoría de las personas que votaron a favor del Brexit en 2016 y que fueron encuestadas a finales de enero y principios de febrero de este año, considera que el gobierno ha gestionado de mala manera las negociaciones sobre el Brexit. Otro dato interesante es que los encuestados consideran que el Reino Unido no conseguirá un acuerdo de salida favorable, tendencia que ha sido creciente en los últimos dos años.

Sin embargo, el dato más interesante es que, desde el año pasado y de acuerdo con What UK Thinks, el número de personas que votarían a favor de permanecer en el Reino Unido, si se repitiera el referéndum, es mayor a los que votarían por el Brexit.

Nadie gana…

No es momento de pensar quién pierde más con el Brexit, sino partir de la premisa de que tanto el Reino Unido como la Unión Europea tienen mucho que perder.

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