Finalmente mañana en la Cámara de Diputados se llevará a cabo la declaratoria constitucional por la que se crea la Guardia Nacional. Es de celebrar que en la 64 Legislatura del Congreso de la Unión alcanzamos los acuerdos necesarios sobre la formación de esta nueva institución del Gobierno federal que, cabe apuntarlo, nada tiene que ver con rencillas políticas o de principios partidistas. La inseguridad afecta a todos los mexicanos. Es un problema que venimos arrastrando por décadas, lo que ha generado entre los ciudadanos una psicosis colectiva de inseguridad.

Mi voto en favor de la reforma constitucional, promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que crea la Guardia Nacional obedeció, desde diciembre pasado, a las siguientes consideraciones: la primera y más importante, porque es una obligación del Estado garantizar la seguridad de los mexicanos en el más amplio concepto del término. Adicionalmente es claro que la delincuencia -organizada o no- rebasó la capacidad de respuesta de las autoridades locales y federales, lo que obliga a adoptar nuevas estrategias, en mejores condiciones y con una visión integral apoyada con programas sociales.

La percepción de inseguridad ya representa un problema político y de indignación contra las autoridades, por lo que se percibe como una falta de respuesta. Eso explica el alto porcentaje de la población (80%) que ve en la Guardia Nacional una solución al problema de la delincuencia. Lo que los ciudadanos quieren es prosperidad, desarrollo y ausencia de violencia. De ninguna manera demandan mano dura, y menos aún debe interpretarse como tendencias autoritarias; considerarlo así es una grave equivocación.

Confío en que la Guardia Nacional, como fuerza policial, puede ser capaz de enfrentar, coordinadamente con las autoridades estatales y municipales al crimen organizado, el narcotráfico, el robo de autos y toda clase de delitos, a fin de evitar que continúe el crecimiento de la criminalidad y poder así regresar la paz que anhelamos.

Desde el inicio que el Presidente presentó la propuesta, consideré que la reforma atendía el problema de la inseguridad y no lo consideré como un mecanismo en contra de los ciudadanos, como en algunos segmentos llegó a interpretarse. La reforma constitucional tiene como finalidad y objetivo enfrentar a la delincuencia, sea o no organizada, con un marco legal adecuado del que careció durante todos estos años.

En este contexto, creo oportuno decirlo y destacarlo. Las Fuerzas Armadas en México han contribuido a preservar la democracia, pese a las circunstancias a las que se les ha sometido en diferentes momentos. Confío en que las reformas constitucionales, que pronto serán vigentes, en nada alterarán su lealtad, institucionalidad y respeto al Estado de Derecho. Por eso fue mi voto a favor de la Guardia Nacional.