Madre y policía, una guerrera de la capital

Mujer, madre y policía, Cintia Abigail Martínez Hernández dedica sus días a proteger y servir a la ciudadanía desde hace cinco años, defendiéndola de aquéllos que ponen en riesgo el orden público.

Incluso, en ocasiones, ha tenido que defender a los propios infractores, aún a costa de su propia integridad. ante la sed de revancha de los ciudadanos que han sido testigos de sus fechorías.

En una entrevista con 24 HORAS, Martínez, quien porta con orgullo el uniforme de la Policía Bancaria e industrial (PIB), recordó un caso el 29 de enero pasado, cuando resguardó a un presunto delincuente de una turba enardecida que intentó lincharlo.

Durante su guardia en Centro de Transferencia Modal (Cetram) de Pantitlán, en el oriente de la CDMX, una joven llegó corriendo a denunciar que acababa de ser víctima de un asaltante, por lo que Martínez y sus compañeros se movilizaron tras la pista del delincuente.

Al poco tiempo, los agentes lograron cercar al criminal en las escaleras de la letra H, que dan acceso al Metro; al verse acorralado, el sujeto dio un salto y se arrojó al toldo de un camión estacionado en el paradero.

Con el ardid no logró evadir a los policías, quienes le aseguraron el celular de la víctima y un cuchillo; sin embargo, la situación se había puesto peligrosa, pues más de 50 personas, algunas con objetos como tubos y bates, rodeaban a los agentes y a su prisionero, con la intención de tomar justicia por su propia mano.

Martínez se armó de valor y trató de calmar a la multitud, mientras el sujeto se escondía entre sus piernas, pero la ira de la gente pudo más y la agente terminó golpeada.

Aún así, Cintia y otro compañero, que resultó descalabrado, lograron resguardar al individuo hasta que llegaron los refuerzos. Como toda una heroína, la oficial caminó en medio de una valla humana hacia un módulo de vigilancia, donde pudo resguardarse junto con el detenido.

Aquel día, la mujer regresó a casa directamente a abrazar a sus hijos, su motor para salir a trabajar cada día y regresar a casa con la cabeza en alto.
Martínez Hernández aseguró que la satisfacción más grande de su vida es servir a la ciudadanía, lo cual seguirá haciendo hasta el final de su vida laboral.

LEG