El martes pasado, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda informó que se habían bloqueado las cuentas bancarias de una universidad estatal “tras detectar movimientos financieros inusuales’’.

Los movimientos sospechosos fueron depósitos y transferencias internacionales provenientes de 22 países.

La UIF, a cargo de Santiago Nieto, reportó que desde cuentas radicadas en Suiza, la universidad en cuestión recibió, nada más, 150 millones de dólares, es decir, dos mil 950 millones de pesos al tipo de cambio de 19.50 pesos por dólar.

Una fortuna.

Ayer se supo que la institución cuyas finanzas se investigan es la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).

Aunque formalmente el rector de dicha institución es Adolfo Pontigo Loyola, todos los ojos se volvieron hacia el presidente del Patronato de la UAEH, Gerardo Sosa Castelán, que controla los destinos de la universidad desde la década de los ochenta.

Sosa es un personaje controvertido, que ha hecho su carrera política al amparo de la universidad de la que fue rector.

Nada se mueve en la institución si él no lo autoriza.

El 23 de febrero pasado fue asesinado el hijo de Sosa, de nombre Gerardo Sosa Cravioto, en un camino de terracería del poblado de Santa Ana Hueytlalpan, jurisdicción de Tulancingo.

No hay información sobre los avances de la investigación del homicidio; Sosa Castelán no ha hecho ninguna declaración al respecto.

Nada hay, por el momento, que ligue ambos acontecimientos: el asesinato de su hijo y, apenas tres días después, la revelación del congelamiento de la cuentas de la universidad de la que, por cierto, un hermano de Sosa Castelán, de nombre Saúl Agustín, es el secretario general.

Sólo “sospechosismo’’ que las autoridades tendrán que aclarar a la brevedad en beneficio de su propia credibilidad.

Igualmente la UAEH, una vez que se descubrió que las cuentas congeladas son suyas, debería hacer un pronunciamiento y aclarar (si es que lo puede hacer) de dónde salieron esos miles de millones que ya quisiera cualquier otra institución para resolver sus problemas financieros.

¿Habrá por ahí un mecenas universitario?
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Es una pena que el trabajo de tejido fino que se hizo la semana pasada en el Senado de la República para la aprobación de la Guardia Nacional se vaya por el caño, luego de que la mayoría de Morena aprobó la “idoneidad’’ de 11 de los 12 candidatos propuestos para integrar la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

Los candidatos fueron evidenciados por su desconocimiento del tema; no es mentira, y los videos en donde se exhiben están disponibles para todo el público.

Aun así, pese a su notable incapacidad, la mayoría de Morena le dio el visto bueno en la Comisión de Energía, que preside Armando Guadiana, empresario minero, y ayer en el pleno.

Lo que sigue es que los senadores voten en el pleno a un integrante de cada una de las cuatro ternas enviadas por el Ejecutivo.

Entonces no se diga sorprendido si las decisiones a futuro de la “nueva’’ CRE terminan por derruir nuestro sector energético.
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La delincuencia en el oriente del Estado de México no tiene parangón.

Y ésta se ve agravada cuando los funcionarios no cumplen con su deber, como es el caso del presidente municipal de Valle de Chalco, Francisco Tenorio Contreras.

El edil se ha visto rebasado por la delincuencia y no se ve cómo, desde su muy limitada visión, pueda resolver ése que es el principal problema del municipio.

En campaña, Tenorio dijo a los ciudadanos que “si en seis meses no se tienen resultados positivos, renuncio”.

Váyale contando.