Los números son síntoma de prosperidad, corrupción, crecimiento, deudas, promesas y también son un escudo social.

Representan lo fácil y lo difícil.

El futuro está en los números.

En una perfección moral ajena a tentaciones, el presidente Andrés Manuel López Obrador, midiendo la influencia del voto, ante la pérdida del poder adquisitivo y una colapsada clase política, ha prometido y anunciado programas sociales, de bienestar, apoyos a jóvenes, a madres solteras, a niños con discapacidad, a personas de la tercera edad, carreteras, universidades y más.

El encuentro entre los que están y los que llegan se tenía que dar, pasaron los tiempos de los abrazos.

Hoy no se ha ofrecido ni pactado nada, y ante el intolerable exceso, se da respuesta a la forma de resolver los problemas de los pobres en México.

El ingeniero Carlos Slim, empresario mexicano considerado el hombre más rico de México, dijo “que la mejor forma de ayudar a los pobres es generando empleo, la única forma de eliminar la pobreza es creando fuentes de empleo, no con caridad ni con políticas públicas sociales de bienestar”.

En un vistazo a los números, Slim agrega: “Si pudiera acabar con la pobreza regalando 300, 400 ó 500 dólares a cada mexicano, me encantaría, lo haría con todo gusto… La pobreza no beneficia a nadie más que, quizá, a algunos políticos demagogos… La mejor inversión social no es regalar recursos a la gente, sino destinarlos a nutrición, salud, educación y empleo, empleo y más empleo… En los últimos 50 ó 100 años se han gastado trillones de dólares combatiendo la pobreza, perdonando deudas, creando programas de alimentación y salud, sin obtener los resultados deseados”.

Aunque no siempre resulta cómodo, se apela a la aportación de todos para resolver problemas.

Esta semana, el mismo día, el presidente López Obrador presentó el Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, y se reunió con el Consejo Mexicano de Negocios.

El Presidente dijo: “Pensamos que en lo que corresponde al bienestar tenemos el plan y tenemos la estrategia, tenemos los recursos y sabemos cómo hacerle… No podría hacerlo sólo el sector público, sólo el Estado; se requiere de la participación del sector privado y del sector social. Y pensamos que en lo que corresponde al bienestar tenemos el plan y tenemos la estrategia”.

Y sin salir de la sorpresa se escuchó: “En esto estriba esta convocatoria, el que podamos hacer el acuerdo para caminar juntos y lograr que haya crecimiento, porque se tiene que generar la riqueza, se tiene que producir. No se puede distribuir la riqueza que no se tiene”.

Los ciudadanos aún confían en las promesas.

jfcastaneda9@hotmail.com