Cuando en 2010 el comisionado Roger Goodell se comprometió a incrementar los ingresos de la NFL de los 8 mil millones de dólares anuales que en ese momento generaba hasta los 25 mil millones al año a partir de 2027, pudo apostar por un camino más simple: saturar la temporada, subir la cantidad de semanas de juego de las 16 actuales a 18 (un partido más como local para cada equipo o la posibilidad de más salidas fuera de Estados Unidos), incluso dar pauta a otra ronda más de playoffs.

Sí, el camino más simple como hemos dicho…, y a la vez el más autodestructivo. Resulta muy peligroso acabar con la ansiedad del aficionado por ver futbol americano, saciarle a tal proporción que un día de cotejo deje de ser contemplado como algo mágico, con derrama económica extraordinaria, con rituales de consumo muy definidos, con parálisis general sólo emerger el ovoide. Eso, sin mencionar el verdadero riesgo: la calidad del espectáculo, inevitablemente menor si crecen desgaste y lesiones.

Así que Goodell, caiga bien o mal, sea más o menos criticable, apostó por hacer su trabajo, que para eso se le paga una millonada en sueldo y bonos: buscar fuentes alternas de ingresos, aprovechar las nuevas tecnologías, seguir consolidando la marca NFL, explorar más mercados, detectar alianzas estratégicas.

Para 2016, la NFL ya ganaba 13,300 millones de dólares al año, y eso sin alterar la esencia de la temporada como en los últimos tiempos se ha concebido.

Mientras tanto, el futbol de pelota redonda ha ido en sentido inverso. Desde ese 2010 en que Goodell se aventó semejante promesa, el Mundial aprobó su crecimiento a 48 participantes, la Eurocopa subió a 24 (y pronto le van siguiendo las copas de África, Asia y América), se anunció un nuevo certamen europeo de clubes, más la Liga de las Naciones. En tanto, México revivió la copa con dos ediciones al año, pero incrustándoles una liga en su primera etapa. Sin olvidar los compromisos con la MLS y los nuevos certámenes que brotan por doquier casi a cada semana.

Si hace unos meses se insinuó un nuevo Mundial de Clubes al triple del actual, ahora España da a conocer que su Supercopa (tan incómoda e inoportuna siempre, al terminar la vacación veraniega) será de tres partidos. ¿Por qué? Por cobrar más.

La gerencia mundial del futbol no ha querido entender lo que Goodell de maravilla comprende para la NFL: que ganar más jugando más, no es solución de astutos, que eso se le ocurre a cualquiera; que la clave está en subir los fondos, sin desgastar al producto.

Twitter/albertolati

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