No es nuevo, pero acaso más evidente que nunca, que ninguna liga deportiva aprovecha más su capital histórico que la NFL. No es casual, tampoco, que su diferencia en ingresos respecto al resto sea tan notoria y tienda a subir: el certamen que más genera no es, ni por mucho, el visto en más culturas ni el que acumula mayores audiencias mundiales.

 

Un anuncio de un par de minutos, como lanzamiento de la campaña por el centenario de la NFL, marcó el territorio de forma brutal: más de 40 leyendas, añejas y actuales, vestidas de gala, disputándose un ovoide dorado que cayó del pastel, en una producción llena de simbolismos: Terry Bradshaw lanzando y, en el rebote, Franco Harris repitiendo su “inmaculada recepción”; Joe Montana buscando a su mejor socio, Jerry Rice, aunque antes Michael Irving le pidiera el ovoide y le respondiera que jamás pasará a un Vaquero (ya después le intercepta Deion Sanders); Barry Bonds corriendo estelarmente; Tom Brady quitándose su racimo de anillos; Payton Manning acusando el dolor de un pase; viejos héroes del emparrillado, como Larry Csonka, opinando desde una mesa; la mezcla de historia con Jim Brown, Mike Singletary y Ed Reed, con presente con Odel Beckham, Drew Brees y Rob Gronkowski.

 

Por si faltara, aparecen tres mujeres pioneras en distintos rubros vinculados al juego: Sarah Thomas (da por buena una recepción que cayó sobre la mesa), quien ha roto todos paradigmas como mujer referee; la niña Sam Gordon (en el anuncio tiene la osadía de negar el balón a Richard Sherman), célebre en youtube por sus videos destrozando marcas en futbol americano y quien propiciara una liga juvenil femenina de futbol americano tacleado; Beth Mowins (se le ve sentada junto a Eli Manning), primera narradora en partidos estelares.
Puestos a captar todas las audiencias, a conectar con masas de diversos sectores, hasta integraron a estrellas de los cada vez más billonarios eGames.

 

La NFL, con sus enésimos puntos de crítica (si la cuestión social y política en relación con Colin Kaepernick; si el daño cerebral a sus jugadores, ilustrado por la película de Will Smith; si el dopaje, retomado ahora que Julian Edelman fue jugador más valioso del Súper Bowl tras estar suspendido a inicios de temporada por consumo de sustancias ilegales), sabe venderse como nadie más.

 

El futbol de balón redondo ha tenido grandes anuncios, mas siempre producidos por marcas específicas (a otra escala, este de la NFL me recuerda al de la selección brasileña de Ronaldo y Romario, jugando en un aeropuerto, previo a Francia 1998). En cuanto a los lanzados por la FIFA o la Champions, suelen ser secuencias sosas en las que se desaprovecha penosamente el ilimitado acceso que se tiene a las mayores glorias del balón, tanto de Mundiales remotos como de la actualidad.

 

En dos minutos se ha logrado proyectar mucho de lo que es y ha sido esa liga, con un elemento básico en el discurso: pasión que se contagia.

 

 

Twitter/albertolati

 

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