¡No tengo derecho a fallar! es la frase que marca el inicio de un nuevo régimen en el país, de este 1 de diciembre que no fue como cualquier otro; de un cambio que inició desde temprano para la investidura de Andrés Manuel López Obrador como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
A las 9:45 horas, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, leyó el bando solemne que declaraba presidente electo a López Obrador para dar paso al grito que se hizo tradicional entre sus simpatizantes: “¡Es un honor estar Obrador!”
La lectura de dicho documento dio paso a los posicionamientos de las diversas bancadas, donde el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), en voz del senador Raúl Bolaños Cacho, exhortó a todas las fuerzas políticas presentes a unirse en favor del país, porque hoy es el día de la unidad, de construir un país nuevo para todos y de avanzada.
Siguió el diputado Fernando Luis Manzanilla Prieto, del partido Encuentro Social, quien se pronunció por un México unido que transite hacia la prosperidad y la paz, e indicó que hoy es el día idóneo para dejar atrás la división, el encono y la discordia, y dar pie al inicio de la cohesión.
En su turno en tribuna, la senadora Geovanna del Carmen Bañuelos, del Partido del Trabajo (PT), destacó que no se trata solo de un cambio de gobierno, sino un cambio completo de régimen político, y aseguró que cuando se comentan acciones alejadas de los intereses más sentidos de la mayoría de la población, esa fuerza política seguirá haciendo su aportación desde la crítica constructiva.
Por Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda Hoeflich refrendó las convicciones de su partido en favor de la democracia, el federalismo, los derechos humanos, la separación de poderes y la pluralidad, así como en la rendición de cuentas y la transparencia porque “creemos en la democracia, pero no aceptamos la democracia dirigida y en el equilibrio de poderes”.
El senador Miguel Ángel Mancera Espinosa sostuvo que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) nunca será obstáculo del cambio que ha propuesto el nuevo gobierno para el bienestar de los mexicanos y confió en que haya un país cohesionado y con rumbo claro al desarrollo.
Al fijar la postura del Partido Acción Nacional (PAN), el senador Mauricio Kuri González enfatizó que ese instituto político sabrá ser una fuerza política sensata, firme, gallarda y demandante que propone y logra acuerdos, dispuesta a construir sin atropellamientos y sin resentimientos.
El diputado René Juárez Cisneros, coordinador de la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI), advirtió que esa fuerza política será una oposición responsable y levantará la voz cuando sea necesario, por lo que convocó a construir una gran alianza a favor de México, no aceptar el retroceso del federalismo ni vulnerar la soberanía de los estados, aunque lamentó que el mecanismo de las consultas, según él, se pervirtiera.
Por Morena, el coordinador de sus diputados, Mario Delgado, afirmó que para lograr el cambio verdadero, los mexicanos deben estar juntos todos los días en la lucha, por lo que pidió diálogo ante las diferencias y resaltó que la Cuarta Transformación es la victoria de una voluntad transformadora para recuperar el desarrollo social, consolidar una República democrática, ampliar la participación social, lograr justicia y abolir privilegios.
Mientras todo eso transcurría en San Lázaro, a las 10:22 horas, López Obrador salió de su casa en la alcaldía Tlalpan, a bordo de un Jetta color blanco. Durante su camino recibió diversas muestras de apoyo, entre ellas la de un ciclista, que desafió al equipo de seguridad y le dirigió unas palabras que, ya investido como presidente, repitió: “tú no tienes derecho a fallar”.
Del otro lado de la moneda, el presidente saliente, Enrique Peña Nieto, llegó a las 10:56 horas al Palacio Legislativo de San Lázaro y fue recibido por sus compañeros priistas e ingresó al Salón de Sesiones del Palacio Legislativo de San Lázaro.
En tanto, 16 minutos después, arribó López Obrador, quien luego de estrechar manos, recibir muestras de apoyo y tomarse fotos con los legisladores, llegó a la tribuna, rindió la protesta de ley y recibió la banda presidencial de manos de Muñoz Ledo.
En su discurso de 50 minutos de duración, agradeció a Peña Nieto sus atenciones y que no interviniera en el proceso electoral; refrendó sus promesas de campaña como cancelar la reforma educativa y el anuncio de que el lunes próximo se pondrá a la venta el avión presidencial, así como bajar los sueldos de los altos funcionarios y subir al doble el salario mínimo en la frontera norte.
Aseguró que el modelo neoliberal no ha dado resultados y es sinónimo de corrupción, por lo que reiteró su promesa de abatir ese problema y llamó al pueblo de México a poner punto final a esa “horrible historia”, que no haya persecución a funcionarios del pasado, pero dejando en claro que las autoridades encargadas desahoguen con absoluta libertad los asuntos pendientes.
El mandatario dio a conocer la conformación de una Comisión de la Verdad sobre el Caso Iguala, e insistió en que los ahorros por el combate a la corrupción y la impunidad detonarán el desarrollo del país, además de reiterar su promesa de un gobierno austero, reconoció el papel de las Fuerzas Armadas como una de las mejores instituciones del país y sostuvo que no intentará reelegirse.
Sostuvo que la Guardia Nacional estará sujeta a la aprobación del Congreso y del pueblo y agradeció la visita de jefes de Estado, de gobierno y representantes de otros países, quienes fueron aplaudidos, excepto a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ausente en el recinto, quien también recibió gritos de “dictador” por parte de la bancada panista.
A su salida del Salón de Plenos, el ya presidente López Obrador fue saludado por los legisladores, se tomó fotos con algunos de ellos y en la calle se acercó a la malla ciclónica de la Línea 4 del Metro y saludó a las personas que se encontraban ahí para verlo.
Las muestras de apoyo continuaron durante su trayecto en vehículo hacia Palacio Nacional, para luego bajar del vehículo e ingresar caminando, pero previamente se dirigió hacia las vallas colocadas frente a la puerta del recinto y saludó de mano a quienes ahí se encontraban.
Luego de una comida con mandatarios e invitados especiales, donde Nicolás Maduro sí estuvo presente y saludó a la gente antes de entrar caminando a Palacio Nacional, López Obrador se dirigió al último acto público de su primer día de gobierno: recibir en el Zócalo capitalino el bastón de mando de los pueblos indígenas y afromexicanos del país.
Previo a esa ceremonia, en la Plaza de la Constitución inició a las 14:30 horas una verbena popular que incluyó bailes regionales y música en vivo para, minutos antes de las 17:00 horas, el presidente y su esposa Beatriz Gutiérrez salieron de Palacio Nacional.
Durante el trayecto, López Obrador volvió a saludar a la gente cercana a las vallas de seguridad, se tomó fotos, recibió cartas y palabras de apoyo; luego subir al templete y recibió una consagración con copal, hierbas y oraciones, para que posteriormente le fuera entregado el bastón de mando. Es la primera vez que un presidente de México lo recibe.
Concluida la ceremonia, el mandatario pronunció un segundo discurso de más de una hora en el que reiteró, en 100 puntos, buena parte de lo dicho en el Palacio Legislativo de San Lázaro, además de anunciar el comienzo de obras concretas a partir del lunes próximo, como la construcción de caminos de concreto en zonas marginadas de Oaxaca y Guerrero, así como su promesa de brindar atención especial a los pueblos originarios, que desde hace siglos han vivido en el olvido.
También el apoyo a estudiantes, su rechazo a la extracción petrolera vía fracking y a los productos transgénicos, el mejoramiento del sistema de salud, el cual será similar al de Canadá y de los países nórdicos; su respeto absoluto a la división de poderes y a la libertad sindical, así como su promesa de castigo a los responsables de la desaparición de los 43 normalistas en Iguala, Guerrero.
Asimismo, se comprometió a que la descentralización del gobierno será voluntaria y no afectará a los burócratas; el impulso al turismo mediante mejoramiento urbano y trenes, y su reconocimiento al Congreso por retirarle las pensiones a los expresidentes, entre otros temas.
López Obrador finalizó su discurso con el anuncio de que acudirá personalmente al Congreso a rendir su informe de gobierno y, posterior a ello, encabezar un acto en el Zócalo cada año en el que se discutirían las promesas cumplidas y los pendientes.
La conclusión de dicho acto dio paso a más números musicales con una orquesta sinfónica, el mariachi de la Secretaría de Marina-Armada de México y un concierto del cantautor cubano Pablo Milanés, quien también estuvo presente en el Palacio Legislativo.