La decisión es tajante:

-Ningún funcionario de la administración de Enrique Peña Nieto tiene cabida en la nueva.

En esto no habrá excepciones.

Andrés Manuel López Obrador está decidido a marcar distancia del Gobierno actual y por ninguna razón aceptará heredar a alguien en posiciones de mando.

Por ello ha rechazado a muchos prospectos:
A los que acuden con oportunismo en busca de un espacio para preservar un cargo público y mantener, por esa vía, su presencia mediática y sus ingresos económicos.

Y a quienes pretenden venderle espejitos bajo el supuesto de coincidir con su proyecto y tener la forma de adaptar las estrategias actuales con las futuras para no romper paradigmas.

Con ninguno se negociará.
Ya lo ha demostrado y varias tienen pruebas del rompimiento con el actual esquema políticos –neoliberalismo, le llama él-, y con sus proyecciones con el nombre sui géneris de la cuarta transformación.

También sus subordinados, futuros secretarios de Estado o inminentes directores generales, están obligados a respetar esta instrucción a fin de heredar responsabilidades… o culpabilidades, diría yo.

NI MONDRAGÓN NI SALES

Los colaboradores cercanos a Andrés Manuel López Obrador refieren siempre:

-El jefe no acepta discusión.

Y tal vez sí, porque ahora tienen algunas pruebas.

Por ejemplo, desde el triunfo presidencial del tabasqueño se sumaron muchas personas desde tiempos cercanas a él y con trayectoria en la lucha de la izquierda.

Uno de ellos es el doctor Manuel Mondragón y Kalb, ex secretario de Salud y ex secretario de Seguridad Pública en administraciones perredistas de la ciudad, la del propio López Obrador y la de Marcelo Ebrard.

Él colaboró con Alfonso Durazo, seguro próximo secretario de Seguridad Pública federal, en la elaboración de programas especiales y, sobre todo, en el rediseño de esa estrategia por encima de dependencia.

Pues bien, el doctor Mondragón y Kalb ya no está contemplado.

En su lugar, como subsecretario de la dependencia, irá el general tabasqueño Audomaro Martínez, a quien en un principio López Obrador contempló como secretario de la Defensa Nacional.

Las formas y tradiciones se impusieron porque nadie ha dirigido al Ejército mexicano como militar retirado, y por ello fue desplazado en beneficio de un divisionario de tres estrellas con posibilidad de ascenso.

Pero tampoco puede quedar en el sistema de seguridad pública un hombre de muchos reconocimientos y estrellas como Renato Sales, a quien también se había contemplado en un origen.

AUDITORÍA CONTRA INAI

1.- Está interesante una lucha entre la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI).

Hay una solicitud de información –folio 0110000078418–, para saber cuánto gasta esa institución en servicios médicos, todo en función de la Ley de Adquisiciones.

Pero el INAI de Francisco Javier Acuña no ha tenido respuesta y sus consejeros se preguntan si ésta es una forma de opacidad.

Y 2.- por fin empiezan a llegar recursos a Nayarit tras el paso de la tormenta Wilma.

Cosas de la vida: el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, obtuvo recursos federales de inmediato, pero el descuido de Antonio Echevarría los retrasó casi tres semanas.

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