La caída de este día en los mercados financieros, se debe ya a la suma de diversos eventos que vienen “minando” la confianza de los inversionistas. Algunos pudieran tratarse de una forma más orientada hacia una negociación entre las partes involucradas, para lograr beneficios hacia la sociedad, pero bajo un orden.

Se suman posibles cambios en la autonomía de instituciones ligadas al sector energético, el cambio en la estrategia comercial de Pemex, quien tiene un alto endeudamiento y en moneda extranjera, la cancelación del aeropuerto internacional de la CDMX, cancelación de algunas comisiones que, por cierto, pudieran representar cerca de 9.0% de los ingresos promedio de los bancos (dato estimado por Signum Research), y efectos hacia una evolución más negativa de la calificación crediticia de la deuda soberana de México, del instrumento del AICM, de la deuda de Pemex, la baja en perspectiva por Fitch, de algunos bancos como Bancomer, HSBC, Inbursa, Citibanamex, Gentera y la baja en la recomendación de inversión en mercados mexicanos por parte de JPMorgan, Barclays, UBS, Golman Sachs, así como preocupación por áreas económicas y de análisis de Bancomer, Banorte, Citibanamex, entre otros.

De la Bolsa accionaria, la mayor preocupación es el que pudiera estar ya confirmando un cambio en su tendencia de alza (2011–2018) que podría llevar a una evolución negativa al menos de uno a dos años en los precios de las acciones. No habíamos visto una caída diaria así desde 2008.
Un tipo de cambio que va hacia niveles críticos. Superar $20.47 implicaría la búsqueda de $20.65 interbancario pero con riesgos hasta en los $21.60.
La curva de las tasas de interés con fuertes presiones al alza, llevarán a Banxico a tener que aumentar la tasa de interés en noviembre y posiblemente en diciembre próximo. No descartamos que la Comisión de Cambios utilice alguna de sus herramientas monetarias adicionalmente.

México implica un aumento en el nivel de riesgo para los inversionistas y eso deberá tratar de controlarse a través de un aumento en tasas de interés a pesar de un bajo nivel de crecimiento.

Vaya inicio de sexenio el que tendrá el nuevo Gobierno, porque a todo esto se le sumará la posible desaceleración de la economía global, donde Estados Unidos también se vería afectado.