El reparto de Comisiones en las Cámaras de Diputados y Senadores siempre ha despertado interés, pero en esta legislatura ya fue morbo.

El origen es, desde luego, la ausencia de los acostumbrados políticos que saltaban de una Cámara a otra y siempre caían parados.
Ahora figuran hombres y mujeres no sólo con nula experiencia política y por ende con nula experiencia legislativa.

La composición del Congreso sufrió la más grande transformación desde que se institucionalizaron las elecciones de diputados y senadores.

No están los de siempre, quizá sólo algunos nombres de políticos de viejo cuño, pero maniatados por la aplastante mayoría de legisladores inexpertos que van casi casi por una revancha personal.

Ninguna experiencia tiene el actor Sergio Mayer ya no se diga en cultura –no confundir cultura con entretenimiento- y muchos en la negociación del presupuesto para este rubro.

Pero siempre ha habido actores en la Cámara de Diputados –y no nos referimos a los Fernández Noroñas de cada legislatura-, porque el PRI le tenía reservado un espacio fijo al líder en turno de la ANDA.

Diputado fue David Reynoso, diputada Silvia Pinal, recientemente Carmen Salinas y hasta el líder del grupo musical Los Joao, Filemón Arcos, Monchi’.

Ninguno encabezó la Comisión de Cultura, y su paso por la Cámara baja fue más bien testimonial; nadie de los políticos de viejo cuño les recuerda alguna aportación importante al debate parlamentario.

Las presidencias de las Comisiones son importantes porque es ahí donde se da el primer debate de cualquier iniciativa o minuta.
Y los presidentes, de acuerdo a sus intereses partidistas, son quienes deciden si una iniciativa tiene prioridad o no, o si de plano se manda al archivo muerto.

De las Comisiones salen los dictámenes que se votan en el pleno; la presidencia y su composición –es decir, si la mayoría de los integrantes es de un partido- marcan el derrotero de una iniciativa.

Sólo Morena y el PES han dado a conocer a los presidentes de sus Comisiones en San Lázaro; el resto de los partidos, incluido el otrora poderoso PRI, han guardado silencio.

Pero por lo que se ha visto, la mayoría de las 22 Comisiones que pertenecen a Morena, salvo dos o tres casos, serán presididas por legisladores sin experiencia.

Eso de ninguna manera puede ser bueno.
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Por cierto, la Cámara de Senadores tendría que haber aprobado la desaparición de las Comisiones Especiales en San Lázaro y la reducción de 56 a 45 de las Comisiones Ordinarias para que éstas se pudieran votar en el pleno.

Pero no se hizo.
Y aunque es una mera formalidad, ni modo que quienes hacen las leyes se pasen una por el arco del Triunfo, ¿verdad?
A ver si el martes se da luz verde a los diputados.
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El director general del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), Miguel Ángel Margáin, se reunió en Ginebra, Suiza, con sus homólogos de Estados Unidos, Francia, Canadá, Japón, Ucrania y España.

Margáin no es invitado de palo a esta reunión anual; México goza de prestigio en el tema.

El IMPI es la 12ª oficina más importante de propiedad industrial en el mundo, y de acuerdo a la OMPI, México es el 5º país con el mayor número de registro de marcas a nivel global.

Margáin presumió a sus interlocutores las recientes reformas que se realizaron a la Ley de la Propiedad Industrial de México y por las cuales, entre otros rubros, se permite registrar no solamente el nombre e imagen de un producto, sino también sus olores y sonidos.

¡Órales!