Los próximos funcionarios federales encargados de las finanzas públicas ya tienen a estas alturas de la transición toda la información pertinente para poder declarar si el gobierno saliente de Enrique Peña Nieto les está dejando o no una bomba de tiempo económica.

Si Carlos Urzúa, como próximo secretario de Hacienda, y su equipo ya tienen detectadas en las cuentas del país esas bombas de tiempo, esos cadáveres financieros en el clóset, es momento de que salgan a la luz pública a denunciar que el gobierno de Enrique Peña Nieto les va a dejar la economía mexicana prendida con alfileres.

Pero sí, por el contrario, pueden constatar que las finanzas no son boyantes, pero son estables. Que la deuda pública no está en niveles críticos; que la recaudación fiscal es baja, pero no de alarma. Vamos, si no ven inminente una crisis sexenal, entonces que el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, controle a sus gorilas.

El país no está en ruinas como lo pregonó, eufórico, desde la tribuna el coordinador parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado.

La LXIV Legislatura ya demostró en su apertura de sesiones su vocación circense. La bancada del Presidente electo va a apabullar en las votaciones, pero en lo que llega el momento de alzar la mano al compás del guión que mande López Obrador, vamos a ver un espectáculo como el del 1 de septiembre pasado. Hay un histrionismo desbordado en tribuna.

Decir con tanta simpleza que el gobierno de Enrique Peña Nieto va a dejar un país en ruinas muestra una enorme soberbia y desvela la ruta de vuelo del Gobierno entrante, en caso de que fracase alguno de sus planes.

Si algo no tiene la aplanadora política de López Obrador es la oportunidad de culpar a su oposición de algún bloqueo o intento de no dejarle gobernar. Tienen todo y mucho más.

A la mayoría aplastante que decidieron los electores en el Congreso, hay que sumar a los simpatizantes que va ganando en el camino hacia el poder. Desde los impresentables partidos políticos que se alían siempre con los que están en el poder, hasta los integrantes del Poder Judicial que otorgan a las causas del Presidente electo la justicia y la gracia.

Entonces, ante la imposibilidad de acusar bloqueos de ningún tipo, quedará el recurso de responsabilizar al pasado. A este Gobierno que ahora dicen que les va a entregar un país en las ruinas.

Por eso la urgencia de que los que tanto saben de economía y finanzas del equipo de López Obrador y que ya vieron a detalle las entrañas de las cuentas públicas, digan de una vez si realmente descubrieron esas ruinas.

Pero si no han encontrado esa desgracia financiera que pregonan desde San Lázaro, mejor que se abstengan de generar incertidumbre entre la población. Quizá no lo entiendan por la ceguera que provoca el poder, pero azuzar a la gente con eso de una ruina económica, acaba por generar ese ambiente de derrota entre la gente que sin duda correría en contra de ellos mismos.