La transparencia y la eficiencia en el uso de los recursos públicos son la base de la decisión política de Andrés Manuel López Obrador de nombrar coordinadores estatales del gasto federal. Es imposible, al mismo tiempo, desvincular ese principio del ejercicio del poder político que está obligado a concretar el Presidente electo.

No olvidemos que el valor central por el cual fueron derrotados todos los partidos políticos que compitieron contra AMLO es la honestidad: el antivalor de la corrupción fue asociado por la población mayoritariamente al PRI y en segundo lugar al PAN y al PRD, como indican los resultados.

El tema del federalismo, que ambiguamente pretende ser activado como plataforma de desautorización, es una pantomima hipocritona por los siguientes dos hechos fundamentales:
El primero: desde 1824, cuando se decidió esa estructuración de Gobierno, no ha existido en México, más que normativamente, la capacidad de representaciones estatales autónomas, eficientes y honestas.

Los gobernadores han sido, en general, decididos prácticamente desde el centro y con operaciones de estrategia política. Ello no omite reconocer epopeyas de construcción democrática de carácter federalista que han sido excepcionales en el contexto de la inmensa mayoría de elecciones de todos los gobernadores a lo largo de la historia posterior a la Independencia.

El segundo: cuando Vicente Fox ganó la elección en 2000 abrió la puerta a la posibilidad de que los gobernadores y sus equipos políticos tuvieran una moderna articulación federalista que entregara resultados a sus electores y representados en sentido amplio.

Lo que hicieron los mandatarios estatales, radicalizado por lo vivido con el grupo de mandatarios del “nuevo PRI” de Enrique Peña Nieto y gobernantes del PAN y del PRD, es un conjunto de virreinatos mayoritaria y crecientemente corruptos, según la evidencia documental y periodística existente. En la Conago, creada en el foxismo, no existió nunca un diagnóstico sobre la incompetencia o la opacidad de los mandatarios.

Cuando las críticas al nombramiento de coordinadores estatales no reconocen ambos hechos contundentes, revelan el origen de la crítica misma: la improbabilidad material de que las condiciones de “virreinato” corruptor permanezcan con el poder de Morena ganado en las urnas, especialmente si éste es asegurado con contrapesos ciudadanos a favor de la transparencia.

Las oposiciones desarticuladas que naufragan aun ante los resultados del 1 de julio desaprovechan la oportunidad, legítima y consecuente con el tiempo nuevo que vivimos, de ubicarse en el tema de transparencia para exigir a esos coordinadores y a todos los mandatarios, con independencia del partido de origen, la entrega de cuentas claras sobre lo que harán no solamente con recursos federales, sino con los propios recursos recaudados estatalmente, lo cual, como se sabe, no han hecho nunca.

Quienes critican la nueva política de supervisión y coordinación no se atreven a levantar una denuncia contra los gobernantes incompetentes y opacos, para no insistir en lo sabido, corruptos, que aún gobiernan el país y que, sin serlo, eventualmente, no entregan los resultados ofrecidos, planeados o prometidos, según sus propias agendas públicas.

En las reuniones sostenidas en la casa de la colonia Roma, a la cual han sido invitados los equipos de coordinadores y probables subcoordinadores estatales, entre otros dirigentes y representantes populares electos, AMLO ha sido muy explícito en lo que espera de ellos: evitar la arrogancia, la incompetencia y la corrupción en el uso de los recursos federales.

La crítica a la presencia de los delegados y en particular a la decisión política de establecer coordinaciones que supervisarán inevitablemente el uso de recursos que constituyen en promedio 80% del gasto de todas las entidades proviene, por supuesto, de los gobernadores distintos de Morena y de los partidos que fueron derrotados en esta elección. Los mismos que muy probablemente estarán debilitados al no controlar ni poder decidir arbitrariamente sobre el uso de los recursos federales con diversas élites globales, estatales o municipales.

@guerrerochipres