Después del resultado electoral y la respuesta positiva de los mercados, especialmente el tipo de cambio que se ha recuperado desde los 21 pesos y hasta los actuales 18.50, los inversionistas se han mostrado más confiados en un buen arranque de la economía para 2019 ya con el nuevo Gobierno en turno.

También el tratar de alcanzar un acuerdo en la negociación del TLCAN en este segundo semestre del año podría reducir la incertidumbre, especialmente en lo que se refiere a la inversión privada directa, que desde la llegada de Donald Trump y la presión sobre la modernización del acuerdo comercial trilateral en beneficio de Estados Unidos, se ha estancado entre 18 y 20% del PIB, con una tasa de crecimiento anual apenas de 2.6%.

Sin embargo, aún dicha inversión ha sido relevante para mantener en expansión a la economía mexicana, que al segundo trimestre del año apenas creció 1.6% anual (con cifras desestacionalizadas) al registrar una caída trimestral de 0.1%, ya que la inversión pública apenas representa 3.1% del PIB.

De fechas actuales y hasta el cierre de este 2018, habrá temas importantes que pudieran afectar este escenario, como la conclusión de la negociación del TLCAN que debería darse dentro de agosto y cómo se ubicaría México en el mismo, las elecciones intermedias de la Unión Americana en noviembre, la normalización de tasas de interés por parte de la Fed, los precios de los energéticos, el conflicto comercial de Estados Unidos frente al mundo (caso especial vs. China), algunos eventos geopolíticos como Irán y Corea del Norte, entre otros.

Se esperaría que el presupuesto 2019 en ingresos y egresos ya con la mano del Presidente virtual refleje un control en gastos y en la deuda para mantener la estabilidad de la economía. Dejaría tranquilas al menos por un tiempo a las calificadoras crediticias. Además, impulsaría un crecimiento en la inversión pública con lo que la expectativa del PIB 2019 sería por arriba de 3.0%.
En ese tema podríamos ver estabilidad en la inflación, la deuda, el control de gasto y, por lo tanto, en los mercados. Habrá que dar seguimiento muy importante a temas como reformas y la política fiscal al tener a modo el Congreso, tanto en la Cámara de Diputados como de Senadores.

No obstante, después de 2019 será cuando en realidad las variables macroeconómicas serán de seguimiento exhaustivo por los inversionistas y las calificadoras crediticias. Es posible que Estados Unidos ya haya pasado su bonanza y el efecto de la reducción de impuestos, con lo que esperaríamos un menor dinamismo.

Al ser un Gobierno más socialista y participativo en las decisiones económicas y con la sociedad, pudiera haber un riesgo de un rebote al alza en la inflación, una evaluación del nivel de la deuda y una disminución en la confianza del consumidor y del inversionista, con lo que los mercados se verían afectados. Aun así, es posible que el crecimiento de la economía se ubique arriba de 2.0% ante un mayor gasto del Gobierno y apoyos diversos con sus programas sociales.

Es posible que durante 2019 sepamos el tipo de mandato que buscará Andrés Manuel López Obrador hacia el mediano plazo. Tendrá limitado el recurso hacia los estados y municipios, pero también aumentará su control hacia la sociedad con un Congreso a su favor en todos aspectos. Sabremos si habrá cambios en la Constitución o algunas reformas que incidan.