Se reanudaron ayer las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con la incorporación de Jesús Seade al equipo negociador mexicano que encabezan Ildefonso Guajardo y Luis Videgaray.
Seade ofreció una entrevista a The Wall Street Journal, en la que dijo que México estaría dispuesto a flexibilizar su postura en materia de reglas de origen en la industria automotriz y en mecanismos de solución de controversias.
Se desconoce si dicha flexibilización fue pactada con Guajardo y Videgaray y aun si los representantes del nuevo Gobierno mexicano se reunieron con los representantes de los sectores involucrados en el TLC.
Porque eso de pretender que las “coincidencias’’ entre López Obrador y Trump, el aparente buen clima entre ambos, favorecerá en la negociación a nuestro país, es de una inocencia política inconcebible.
La historia ha demostrado que Estados Unidos nunca tiene amigos; tiene intereses.
Y eso ya lo deben saber López Obrador, Marcelo Ebrard y el propio Seade.

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En los corrillos políticos corre la especie de que la Policía Federal anda en busca de una nueva sede en la CDMX, que le permita reubicar en un solo edificio las varias oficinas que tiene dispersas.
El asunto es que algún alto mando le echó el ojo al edificio ubicado en Izazaga 89, construido en 1970, y que fue desocupado luego de los sismos de septiembre pasado.
Son 42 mil metros cuadrados, cuya renta está valuada en siete millones de pesos mensuales.
El Gobierno de la CDMX lo incluyó en el mapa de construcciones con daños estructurales, pero aun así parece que las negociaciones entre las partes interesadas siguen en curso.
¿Habrá mano negra?
No, si eso no pasa en México.

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Acostumbrados a vivir como maharajás, está por verse cómo es que la cúpula del Partido Verde sobrevive en la Cámara de Diputados si se restringen sus dietas.
Al Senado llegaron por la vía plurinominal el presidente del partido, Carlos Puente, el dueño de la franquicia, Jorge Emilio González Martínez, y Arturo Escobar, miembro de la dinastía verde.
El Verde tendrá en la próxima legislatura sólo 16 diputados contra los 55 que logró el Partido Encuentro Social –en vías de liquidación-, los 61 que tendrá el Partido del Trabajo, los 23 que tendrá Movimiento Ciudadano y los 21 que tendrá el PRD.
Sólo Nueva Alianza -también en vías de extinción- tendrá menos diputados que el Verde, dos.
¿Pedirán licencia pronto o se quedarán los tres años?

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El que sí alcanzó una diputación federal por la vía plurinominal fue nada más y nada menos que el primer compadre del país, Luis Miranda.
Usted lo recordará como subsecretario de Gobernación, luego como secretario de Desarrollo Social y finalmente como delegado del PRI en Chiapas, a donde fue enviado para poner en orden a los rebeldes del Verde que rechazaron la candidatura –perdedora- de Roberto Albores Gleason.
Su gestión fue un desastre; no sólo no logró el apoyo del Verde, sino que sus métodos provocaron que el gobernador Manuel Velasco se la jugara con Morena.
Miranda, Ernesto Nemer y Ana Lilia Herrera Anzaldo son los representantes que tendrá en la Cámara de Diputados el otrora poderoso Grupo Atlacomulco.
La bancada del PRI será de 45 legisladores, la más flaca en su historia.