Foto: EFE Reprimen a opositores y mueres 12 más el fin de semana  

Managua.- La represión en Nicaragua contra los opositores del dictador Daniel Ortega va en aumento y este fin de semana tuvo nuevos episodios que incrementaron el número de víctimas.

La denominada “Operación Limpieza” que ejecuta el régimen de Nicaragua para remover los bloqueos en calles y carreteras, instalados por los detractortes de Ortgea, dejó ayer 10 muertos; mientras que el sábado perdieron la vida dos estudiantes en un ataque armado contra una iglesia de Managua, donde estos jóvenes se habían refugiado junto a periodistas y sacerdotes para escapar de la represión de las fuerzas leales al régimen de Ortega.

Los estudiantes estaban atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) desde que comenzaron las protestas contra Ortega, y que el viernes fueron acorralados en la iglesia de la Divina Misericordia de Managua.

Un grupo de jóvenes lograron salir en vehículos, camionetas y un autobús hasta la Catedral Metropolitana, escoltados por obispos y la Cruz Roja nicaragüense, por la mediación del Episcopado.

Los estudiantes de la UNAN denunciaron, posteriormente, que cuatro alumnos fueron secuestrados por grupos paramilitares, luego de abandonar la iglesia en la que fueron asediados.

En tanto, ayer, cinco ciudades del Pacífico nicaragüense fueron escenarios de lo que los opositores han bautizado como “Operación Limpieza”, que consiste en una ofensiva ejecutada por las llamadas “fuerzas combinadas”, integrada por policías, antimotines, parapoliciales y paramilitares, junto a trabajadores del Estado, para remover bloqueos de caminos y barricadas.

En el barrio Camilo Ortega, de la ciudad de Masaya, los enfrentamientos dejaron seis víctimas, cuatro de ellos policías antimotines, informó el secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva.

En Diriá, municipio del departamento de Granada, las llamadas “fuerzas combinadas” sacaron por la fuerza de sus casas a Almer Morales y Allan Morales (padre e hijo) y los ejecutaron, añadió el activista.

Mientras, otras dos personas murieron en el municipio de Catarina (Masaya), incluida una niña de 10 años que recibió un disparo y falleció luego por falta de atención médica, agregó.

Leiva dijo que además registran “múltiples” heridos, sin precisar, y once paramilitares que se encuentran retenidos por la población civil.

Asimismo, el activista denunció que la Policía y los parapolicías tomaron a la fuerza el centro hospitalario departamental Masaya y negaron la atención a las víctimas.

Además, que mantuvieron sitiado Masaya, por lo que no existió un “canal humanitario de evacuación” para trasladar a los heridos a Managua, que está a 28 kilómetro de distancia.

Leiva también denunció que las “fuerzas combinadas”, después de “neutralizar” por la fuerza de las armas a los manifestantes de las barricadas, realizaron un plan de “cacería” casa por casa en busca de opositores para su detención.

Un grupo del Mecanismo de Seguimiento para Nicaragua (Meseni) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que tenía previsto visitar Masaya, suspendió su viaje por razones de seguridad, dijo uno de sus portavoces.

Un equipo del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) denunció que se les prohibió el paso en el municipio de Nindirí, que se encuentra entre Managua y Masaya.

En Nindirí, donde se apostaron policías y parapoliciales, un grupo atacó el vehículo en el que viajaba el obispo Abelardo Mata, confirmó el cardenal Leopoldo Brenes.

Mata es uno de los mediadores y testigos por parte de la Conferencia Episcopal en el diálogo nacional entre el Gobierno y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, con la que esperan superar la crisis sociopolítica que sufre este país y que ha dejado al menos 351 muertos desde hace tres meses.

Mientras, centenares de vehículos que salieron de Managua para auxiliar a los habitantes de Masaya, centro neurálgico de las protestas contra el Gobierno y que amaneció sitiada por fuerzas policiales y paramilitares, regresaron antes de llegar al lugar por cautela por temor.

LEGG