Foto: EFE Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas a la seguridad social  

MANAGUA.- La Policía de Nicaragua irrumpió ayer disparando con fusiles AK-47 en varios barrios de Managua donde la población había levantado barricadas para impedir el paso de fuerzas “parapoliciales” oficialistas, en medio de una crisis que ha cobrado al menos 139 vidas en protestas contra el presidente Daniel Ortega.

Horas antes, en Las Maderas, unos 50 kilómetros al norte de Managua, la Policía Nacional y las fuerzas “parapoliciales” atacaron a campesinos que mantenían bloqueada la carretera en protesta contra Ortega.

Los manifestantes de Las Maderas informaron de al menos 2 muertos y 5 heridos durante el ataque policial, que no habían sido confirmados por organismos humanitarios debido a la fuerte presencia policial en la zona.

Bloqueos como el de Las Maderas existen en al menos 126 puntos de Nicaragua, según los manifestantes.

En Boaco los manifestantes reportaron quemaduras en la piel al ser rociados con un ácido desconocido por grupos afines al Gobierno la noche del domingo.

Y la Diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, denunció el domingo que un grupo de “paramilitares” encañonó con un AK-47 al padre Vicente Martínez, de Ciudad Darío, y lo amenazaron con la frase “te vamos a matar porque tus homilías son un veneno”.

Los sacerdotes católicos se han encargado en la crisis de Nicaragua de brindar ayuda humanitaria a la población e insistir en que el Gobierno de Ortega cese la represión.

Este lunes Nicaragua cumple 55 días de la crisis sociopolítica más sangrienta desde los años de 1980, con Ortega también como presidente.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.

Ortega sigue reflexionando sobre la propuesta de democratización que le hizo llegar la pasada semana el clero. Pero su silencio contrasta con el goteo diario de muertos, ya en torno a 140, y las crecientes amenazas a sacerdotes católicos, los más significados en sus denuncias por la represión.

 

JNO