Terminó el G7 sin pena ni gloria, y más bien con una mayor división entre los principales mandatarios de estos países. Donald Trump arremetió contra el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, como “deshonesto y débil”, además de rechazar la declaración final del G7. En resumen, el riesgo de un cambio de proteccionismo comercial a una guerra comercial está a la vista, y nos preocupa el crecimiento mundial para 2019.

El proteccionismo comercial intenta favorecer la producción nacional con un aumento en el empleo frente a la competencia extranjera, haciendo pagar impuestos por la importación de productos extranjeros y favoreciendo a nacionales con medidas especiales, como ya lo fue la “reducción de impuestos” a las empresas.

La guerra comercial ya incluye, además, la limitación de actuar de algún país hacia otro, la adopción de una o varias naciones en conjunto de medidas directas, el proceso de aumento en tarifas o barreras comerciales contra otro o varios países.

Con todo esto, consideramos que hacia los siguientes meses, el riesgo de un comercio libre podría detonar en una “guerra comercial” con repercusiones mundiales. Estados Unidos es el país con el mayor valor del PIB y sus costos de producción y/o servicio hacen factible la importación como sustituto, lo que lo ha llevado a tener un gran déficit comercial que en febrero pasado alcanzó los 55 mil millones de dólares y ahora en abril, como último dato, fue de 46 mil 200 millones de dólares.

Mientras la economía americana mantenga un ritmo de crecimiento de 2.0% o más en términos anuales, el “déficit comercial” seguirá.

Todo esto tendrá que repercutir de alguna manera en el movimiento de las divisas que siempre juegan un papel importante para hacer más caro o más atractivo a un país o región.

En ese sentido, esta semana habrá decisión de política monetaria de la Fed, del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de Japón (BoJ), los tres bancos centrales más importantes hoy por hoy en el mundo.

La Fed, sin duda, estará incrementando su tasa de referencia otros 25 puntos base para alcanzar el nivel de 2.0% anual. Será relevante revisar su evaluación hacia la inflación, el crecimiento económico y el riesgo comercial que está llevando a cabo el gobierno de Trump. Poco se comenta en el mercado la reducción de su balance. Se estima que en 2018 lo estará ajustando alrededor de 420 mil millones de dólares, que significa entre un cuarto y un tercio de su objetivo. Por ello, la tasa de interés deberá seguir en aumento y muy probablemente el dólar lo haga algún tiempo más.

El BCE, por su parte, estará debatiendo la posible reducción en el ritmo de compra de activos. En marzo eliminó las “referencias de ampliar sus compras de deuda”. Mantiene sus compras por 30 mil millones de euros por mes hasta finales de septiembre. El Banco Central tiene dudas sobre el “riesgo inflacionario”.

Por su parte, el BoJ tiene enfrente un reto importante. Durante el primer trimestre de 2018 la economía se contrajo 0.6% y, de acuerdo al seguimiento de nuestro índice global, los indicadores que continúan saliendo hasta el momento pudieran llevar a una nueva contracción en el segundo trimestre y, por ende, a una “recesión técnica”. Sin riesgo inflacionario es muy probable que siga con una política monetaria “ultraflexible” y quizá pronto veamos un yen que se tenga que depreciar en mayor medida.