El 2018 está siendo un año de muy alta volatilidad en los precios de materias primas, destacando el petróleo.

Después de un inicio de año en donde tan sólo en enero, las cotizaciones alcanzaron alzas del orden de casi 8% ante un alza global de mercados que buscaban anticipar un crecimiento similar al de 2017 a nivel mundial, febrero representó un mes de baja entre 5 y 9% frente a una corrección global de mercados, donde el riesgo de un aumento en tasas de interés en Estados Unidos se hizo presente y generó bajas en bolsas y commodities, marcando el final de un movimiento de ajuste o depreciación en el índice dólar, que desde finales de 2016 hasta ese mes registró una baja del orden de 15% y desde entonces ha subido más de 6%.

Sin embargo, el precio del petróleo no cedía y las posiciones largas en el mercado de futuros crecían a favor de costos del petróleo más altos. En su momento se habló de continuar con el programa de reducción de producción diaria de crudo, mientras que la demanda de Estados Unidos y China se mantenía. Así, de marzo y hasta esta semana pasada de mayo, los precios del hidrocarburo presentaron alzas superiores a 10%, alcanzando ya en su acumulado incrementos entre 12 y 14%.

Esta semana, la OPEP trabaja en un posible acuerdo incluyendo a países no miembros -como Rusia- para que en el segundo semestre del presente año se incremente la producción diaria de crudo hasta en un millón de barriles, con el fin de satisfacer la demanda por un lado y sustituir la baja producción que enfrentan Venezuela e Irán ante sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y avaladas por la ONU.

Este hecho pesó el viernes pasado con una caída de más de 4% en la cotización diaria, dando entrada a una sana consolidación en los precios. No obstante, el riesgo sobre una presión hacia la inflación en Estados Unidos se encuentra presente.

Al cierre del primer trimestre del año, en cuanto a la producción petrolera que ronda los 98 millones de barriles diarios, destacan Rusia y Arabia Saudita con 16%, cada una; Estados Unidos, con 8.9%; Irak, con 7%; Irán, China y Canadá, con 6%, cada uno; ya más lejano Venezuela, con 4%, y México, con 3%, junto con Nigeria, entre otros.

En cuanto al consumo de más de 97 millones de barriles diarios, la Unión Americana lidera con 30%; China, con 16%; Japón, con 7%; India, con 6%; Rusia, Brasil y Arabia Saudita, con 5%; Canadá, Alemania y Corea del Sur, con 4%; y México, con 3%, entre otros.

Por el lado de la producción diaria, sin duda, Rusia y Arabia Saudita captarán gran parte de lo que deje de producir hacia el mercado, mientras que en cuanto al consumo diario, Estados Unidos seguirá consumiendo un tercio de la producción diaria y China, detrás de él.

Dicho reacomodo podrá llevar los precios del crudo a niveles más bajos, especialmente entre junio y septiembre, que de manera normal representa un ciclo de baja en las cotizaciones (en menor medida fue el extraordinario 2017).

 

 

JNO