El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, regaló a la ministra de Comercio Exterior de Canadá, Christina Alexandra Freeland, una mascada de la popular firma de diseñadores mexicanos Pineda Covalin.

 

Al secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, una corbata de la misma marca, al inicio de la tercera ronda de negociaciones del Tratado de Comercio.

 

Ambos le preguntaron si los productos eran mexicanos, a lo que Guajardo respondió que sí.

 

Bajo las nuevas reglas que está buscando imponer el Gobierno de Estados Unidos, ambas prendas no serían de origen nacional porque la seda se importa de China.

 

Las reglas de origen son uno de los temas más difíciles que deberán tratar los negociadores mexicanos.

 

México se ha convertido en uno de los principales fabricantes de automóviles y de partes para aviones, que son terminados en el país, pero cuyas piezas mayores provienen de otros países.

 

“Si México recibe un cascarón de una televisión hecho en China, sólo para ponerle un chip, que es el cerebro del aparato, ¿debe ser considerado de origen nacional o extranjero cuando esté terminado?’’ es la pregunta que le hicieron empresarios estadounidenses a los mexicanos.

 

La negociación se reanuda hoy, con un escenario incierto promovido por el propio presidente Donald Trump, que no ha cesado sus amagos de dar por concluido el acuerdo comercial.

 

Incluso ante la petición formal que ayer firmaron 314 Cámaras de Comercio estadounidenses pidiéndole a Trump “no provocar daño a las negociaciones’’ del TLC.

 

En México los escenarios no son optimistas.

 

El canciller, Luis Videgaray, declaró ayer a senadores que México continuará en el TLC “si conviene al país’’.

 

En otro escenario, el coordinador de los diputados del PRI, César Camacho Quiroz, afirmó que la negociación del Tratado “entra en su fase crítica.

 

“Si en los encuentros anteriores de los equipos negociadores se abordaron los asuntos no polémicos, los que se tratarán esta semana serán los de la lista roja, aquélla en la que los tres países anunciaron desde el inicio que no harían concesiones.

 

“Es ahora cuando especialistas y participantes han advertido que las negociaciones están en riesgo de abortar’’, escribió el líder priista en un artículo para su fracción parlamentaria.

 

Lo dijimos ayer y reiteramos hoy, México tiene medio pie fuera del TLC y contempla ya escenarios alternos.

 

 

 

Uno de los puntos más polémicos planteados por el secretario Ross es la revisión automática, cada cinco años, del Tratado de Libre Comercio.

 

¿Qué empresa o empresario arriesgaría su capital, poco o mucho, ante la incertidumbre de que le cambien las reglas cada cinco años?

 

México ya dijo que no aceptará y sólo falta que Canadá también ratifique esa posición para desecharla. ¿Lo hará?

 

 

 

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, realizará una visita de dos días a nuestro país, a partir de mañana.

 

Antes estará dos días en Washington en el inicio de la cuarta ronda de negociaciones del TLC, en donde irá a defender su sector lácteo el mecanismo de solución de controversias en materia de “dumping” y subsidios prohibidos.

 

A ver si con él sí se puede negociar.

 

 

 

El terremoto del 19 de septiembre pasado derrumbó las imágenes públicas de varios delegados, que fueron ampliamente rebasados por la contingencia.

 

Ahí están los casos de los delegados de Tláhuac y Xochimilco, y no se diga de la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum.

 

Caso contrario el de Ricardo Monreal, que a pesar de haber sido la delegación más afectada, salió desde los primeros minutos a supervisar daños.

 

Ni lo apedrearon ni lo corretearon.

 

 

 

caem