Estricto como era, quizá a Ernesto “Che” Guevara no le habría gustado que su fotografía, tomada en un acto solemne, se haya convertido en una de las imágenes más reconocibles del mundo, con infinitas interpretaciones dentro de la cultura pop y originales vendidos por miles de dólares.
Ni siquiera la cruda visión del cubano-argentino sin vida, vejado y mostrado como un trofeo tras su caída en Bolivia, ha podido ganar en difusión y carga emotiva al poderoso primer plano con la boina militar de la estrella y mirada perdida, titulada “Guerrillero Heroico” por su autor, el fotógrafo cubano Korda.
Procedente del mundo de la moda, Alberto Díaz “Korda” cubría para el desaparecido diario “Revolución” el acto de despedida al centenar de víctimas de la explosión de “La Coubre”, un barco llegado desde Bélgica a La Habana con armas y municiones para la entonces naciente Revolución Cubana, cuyos dirigentes calificaron el suceso de “sabotaje”.
Korda (La Habana, 1928 – París, 2001) contó que le tomó “un minuto y medio”, porque el Che, que se encontraba detrás de Fidel Castro y otros dirigentes en la improvisada tribuna, solo salió un instante y pronto volvió “a perderse en el fondo de la tarima”.
Al fotógrafo le impresionó la mirada del guerrillero, entonces de 31 años, llena de “pura ira por las muertes ocurridas el día anterior”, dijo luego.
Fue “un instante de suerte”, confesó Korda, que hizo una toma horizontal y otra vertical, pero desechó la segunda porque sobresalía una cabeza detrás del hombro de Guevara.
De ese acto, celebrado el 5 de marzo de 1960 en la esquina habanera de 23 y 12, quedó la frase de Fidel Castro: “Patria o muerte” y la no menos simbólica fotografía del Che, que rivaliza en fama con imágenes de culto como la de Marilyn Monroe con la falda levantada y la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci.
“El Che aparece como el icono revolucionario sin par, con una mirada desafiante que escruta el futuro, su rostro es la encarnación viril de la indignación ante la injusticia social”, escribió Jon Lee Anderson en su biografía de Guevara.
Sin embargo, la que está considerada como la fotografía más reproducida del siglo XX, no fue escogida por “Revolución”, germen del actual diario “Granma”, para su edición del día siguiente.
La foto permaneció colgada en el estudio de Korda y no fue hasta 1967, tras la muerte del Che en Bolivia, que el editor italiano Giangiacomo Feltrinelli adquirió los derechos para publicar “El Diario del Che en Bolivia” y utilizó la imagen en un cartel que vendió dos millones de copias en seis meses.
Casi 60 años después, el “Guerrillero Heroico” de Korda y las versiones de Jim Fitzpatrick y Andy Warhol todavía llenan paredes de dormitorios universitarios y son usadas en pancartas, camisetas, pegatinas y hasta en controvertidos anuncios publicitarios, como el del gigante automotriz Mercedes Benz en 2012.
En Cuba es difícil caminar sin ver la sempiterna imagen, comercializada como mercancía turística y reproducida a gran escala en la Plaza de la Revolución, donde el expresidente de EU Barack Obama insistió en tomarse una foto con el “Guerrillero Heroico” de fondo, durante su histórica visita a La Habana en marzo de 2016.
Guevara, enemigo acérrimo del capitalismo, quizá tendría unas cuantas objeciones sobre el tratamiento de su imagen.
Como prueba del carácter del Che, Korda contaba que se le asignó fotografiar a Guevara en un campo de caña, donde este probaría una nueva máquina cortadora.
Al enterarse que Korda siempre había vivido en la capital, ajeno a las labores agrícolas, el revolucionario exigió que se uniera a “la cosecha de caña para el pueblo”.
Korda tuvo que pasar una semana cortando caña antes de poder fotografiar al Che. “Él era así”, explicó.
Convencido comunista, Korda nunca exigió derechos de autor sobre la foto, aunque sí los reclamó una vez para evitar que esta fuese usada en un anuncio de vodka, y los 50.000 dólares que obtuvo los donó a la Sanidad cubana.
Tampoco se opuso a la reproducción de la imagen para difundir la causa de justicia social por la que murió el guerrillero.
“Si el Che viviera habría hecho lo mismo”, remató Korda, quien fue fotógrafo de Fidel Castro por diez años.
Sin embargo, tras su muerte en 2001, sus herederos emprendieron pleitos legales por el patrimonio del fotógrafo, que incluye negativos valorados en miles de dólares.
Uno de los escasos originales de la famosa fotografía fue subastada en 2013 en Viena por más de 9.000 euros y el año pasado el hijo menor de Korda, Dante, vendió por 18.000 euros (unos 10.500 dólares) la cámara Leica con la que el artista tomó “Guerillero Heroico” y documentó los primeros años de la Revolución Cubana.
caem