A las afueras de un edificio ubicado en la delegación Iztapalapa, los vecinos temen ingresar. Ahí, 37 familias damnificadas por el sismo del 19 de septiembre pasado tuvieron que desalojar sus viviendas, debido a que el lugar quedó con fisuras en las paredes, hundimientos en el suelo y perforaciones en el techo.

 

En un recorrido por el interior del inmueble de dos niveles ubicado en la calle Independencia número 18, en la colonia Zacahuitzco, niños y adultos se encuentran en el exterior por una razón: la infraestructura está fracturada y temen que colapse.

 

Los afectados evitan entrar, porque saben que una réplica puede hacerse presente. Las escaleras tambalean cada vez que Luz Álvarez y el resto de los vecinos las utilizan, por eso prefieren recargar su peso sobre ellas lo menos posible.

 

La mujer de 51 años comenta que personal de Protección Civil visitó el edificio un día después del sismo para evaluar los daños, y lo primero que la autoridad comentó fue que el lugar era “inhabitable”. Posteriormente abandonaron el sitio sin expedir algún dictamen referente a la calidad del inmueble.

 

Luz muestra un agujero de aproximadamente 55 centímetros de diámetro en la pared, así como grietas en diagonal sobre uno de los muros de su departamento.

 

Su vecina María Solorio, de 38 años, quien trata de esconder las lágrimas ante su madre y sus dos hijas, de siete y 14 años, muestra su departamento de 30 metros cuadrados, el cual también se vio afectado, ya que parte de su techo se hundió y las grietas están sobre los muros de su cocina, baño, estancia y una habitación.

 

“Mi mamá quiere sacar todo y yo le pregunto que en dónde lo vamos a meter. Pero lo material va y viene. Ahorita sólo actas de nacimiento, recibos de la luz y algo de ropa”, añade Luz.

 

Mientras María Solorio ha colocado parte de sus pertenencias en cajas y bolsas negras para dejar el lugar. Se le corta la voz cada vez que mira todo lo que no puede llevar con ella.

 

“Protección Civil nos dijo que el edificio en cualquier momento se vendrá abajo y que lo desalojemos, ¿pero a dónde nos vamos? No tenemos a dónde ir”, lamenta.

 

caem