En Palmarito Tochapan, los “días de carga” son custodiados por hombres armados con metralletas, cuernos de chivo y otras armas de alto calibre. Al pie de la carretera Puebla- Veracruz, entre semana suelen observarse decenas de camiones que esperan acceder a esta localidad.

 

 
Los conductores de estos vehículos esperan afuera de una casa (que todos conocen en la comunidad pero evitan señalar cuál es) para que les entreguen una ficha, con la cual obtienen el “permiso” para acceder a uno de los ductos de Petróleos Mexicanos y así extraer el combustible.

 

 
“Dicen que es la casa del jefe de los huachicoleros, allá le pagan para poder cargar sus camionetas. ¿Cómo son las camionetas? Pues de las que usan para la verdura, pero las llenan de combustible”, narra para 24 HORAS/PUEBLA una persona que asiste todos los días a la localidad por trabajo, quien pidió no divulgar su nombre.

 
Las personas que acuden a extraer el combustible, por lo regular, intimidan a la población con el armamento que cargan, por eso los llaman “los días negros”.

 
A decir de otros testimonios, el pago por estas fichas sería, en promedio, de 50 mil pesos, monto que recibe el Toñín para dejar que perforen los ductos de esta junta auxiliar.

 

 
La localidad, perteneciente al municipio de Quecholac (el cual integram al igual que 26 más el corredor huachicolero en la entidad poblana) se localiza tan sólo a 10 minutos de Palmar de Bravo y de Tecamachalco.

 

 
En ambas demarcaciones, los pobladores aseguran que el epicentro de robo de combustible es Palmarito, donde el Ejército, que ronda la zona, se cuida de entrar.

 

 
“Donde no debes de ir es a Palmarito. Allá sí la gente anda armada y los huachicoleros son los que mandan”, asegura un habitante de Palmar de Bravo, otra localidad.

 

 
“Los bloqueos los hacen los huachicoleros para pasarse el combustible, lo hacen en plena carretera y ya ellos trasladan la gasolina a los demás municipios”, asegura un comerciante de la zona, afectado por los cierres vehiculares recurrentes.