El poeta Juan Bañuelos murió hoy por la tarde a la edad de 84 años en Ciudad de México debido a complicaciones respiratorias, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que lamentó el fallecimiento del escritor.

 

El INBA indicó en un comunicado que Bañuelos, quien nació en Tuxtla Gutiérrez, estado de Chiapas, el 6 de octubre de 1932, fue un poeta destacado que estudió en las facultades de Derecho, Filosofía y Letras, y Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

Se dio a conocer como parte del grupo integrado por cinco poetas mexicanos que en 1960 publicaron el volumen colectivo “La espiga amotinada”, el cual reunía las obras “Puertas del mundo”, de Juan Bañuelos; “La voz desbocada”, de Óscar Oliva; “La rueda y el eco”, de Jaime Augusto Shelley; “Los soles de la noche”, de Eraclio Zepeda, y “El descenso”, de Jaime Labastida.

 

“Fuimos amigos desde 1957. Fue un amigo entrañable, puedo decir mi hermano. Los que constituimos La espiga amotinada ya nos estamos yendo: primero Eraclio, ahora Juan. Me duele muchísimo, no tengo palabras”, dijo Jaime Labastida a la Coordinación Nacional de Literatura del INBA.

 

Bañuelos fue miembro fundador del Ateneo de Chiapas, así como un destacado coordinador de talleres de poesía de la UNAM y de las universidades de Guerrero, Querétaro, Sinaloa y Chiapas. Su obra fue traducida a los idiomas checo, polaco, húngaro, noruego, sueco, búlgaro, rumano y alemán.

 

Obtuvo el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 1968 por “Espejo humeante”, el Premio Chiapas en la rama de Arte 1984 por su destacada aportación a la lírica de México, el Premio Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer 2001 por “El traje que vestí mañana”, y el Premio Xavier Villaurrutia y el Premio de Poesía José Lezama Lima por “A paso de hierba”.

 

“Estamos consternados por la pérdida de mi padre. Fue una persona que aportó tanto a la literatura mexicana y, en particular, a la literatura que defiende los derechos indígenas. Estuvo en la lucha social y la defensa de los pueblos indígenas”, comentó Cecilia Bañuelos, hija del poeta, en nombre de la familia.

 

“A él se le decía que era un poeta iracundo, que sus versos eran fuertes, contundentes. Evidentemente es una gran pérdida para nosotros en el plano personal, pero también en el plano de la literatura mexicana. Era un amante de su nación y de su entidad, de la naturaleza”, añadió.

 

Entre algunos de los poemarios de Bañuelos figuran “Puertas del mundo” (1960), “Escribo en las paredes” (1965), “No consta en actas” (1971), “Destino arbitrario” (1982), “Poesía de Juan Bañuelos” (1988) y “Donde muere la lluvia” (1992).

 

jram