Donald Trump reiteró sus “serias preocupaciones” sobre el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) con México y Canadá. En unas breves declaraciones al inicio de un encuentro con legisladores en la Casa Blanca, Trump señaló que será Wilbur Ross, su nominado para dirigir el Departamento de Comercio, quien se encargará de “liderar estas negociaciones”.

 

 

“El acuerdo ha sido un desastre para nuestros empleos y nuestro país (…). No me importa si es una renovación o un nuevo acuerdo pero tenemos que hacer que sea justo”, agregó el presidente estadounidense.

 

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Trump reconoció, no obstante, que el acuerdo “cuenta con unos límites reglamentarios” para iniciar la renegociación, pero aseguró que le gustaría “acelerar el proceso”. El Presidente adelantó que el objetivo “es añadir una F al acuerdo (denominado NAFTA en sus siglas en inglés), en referencia a la primera letra de la palabra libre” (free, en inglés) y “justo” (fair, en inglés).

 

 

En otro discurso en un discurso en el que, además, defendió su veto migratorio a todos los refugiados y los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, el magnate prometió defender la libertad religiosa y “destruir” una ley que limita la participación política de los credos religiosos. Según Trump, la libertad de religión es “un derecho sagrado” que actualmente está “bajo amenaza”, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.

 
En ese sentido, los estado de Minnesota, Massachusetts, Virginia y Nueva York se unieron a la demanda contra el decreto para restringir la inmigración, por considerarlo inconstitucional.

 
En la demanda impuesta por Nueva York se establece que ese estado es el hogar de más de 4.4 millones de residentes nacidos en el extranjero (22.5% de la población del estado), cifra que incluye a 15 mil personas nacidas en uno de los siete países afectados con la acción presidencial.