México va de crisis en crisis.
O de pacto en pacto, si se prefiere otra metáfora.
Sucedió con Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, única manera para salir del círculo vicioso devaluación-inflación-devaluación y al final derrumbe del salario.
Con De la Madrid las negociaciones llevaron varios días de entendimiento.
Con Enrique Peña no.
He aquí lo reporteado a distancia, lejos de la Ciudad de México:
Las críticas empresariales al manejo gubernamental de la crisis sociopolítica por el alza de las gasolinas y el diésel, con la advertencia de rebelión social, ahondaron en el ánimo del gabinete.
Con ese panorama, el operativo comenzó el sábado al mediodía.
Un grupo de subsecretarios se sentó a negociar con dirigentes de los organismos cúpulas del empresariado para intercambiar opiniones y pensar en acciones.
Ahí surgieron los primeros lineamientos, nada lejanos de aquel Pacto para el Crecimiento y la Estabilidad Económica (PECE) impulsado por De la Madrid en los 80.
Con los primeros acuerdos se convino convocar a tres secretarios de Estado: José Antonio Meade, de Hacienda; Alfonso Navarrete Prida, del Trabajo, e Ildefonso Guajardo, de Economía.
Todo avanzó, pero a trompicones.
La coparmex jala con el PAN, no con el PRI
Cada quien expuso sus pretensiones.
El gobierno por contener los abusos empresariales y el sector privado por defender sus intereses.
Cuentan desde dentro:
-Desde un principio los más reacios fueron los representantes de la Coparmex de Gustavo de Hoyos, una organización con histórica raigambre panista.
No fueron los únicos.
En general industriales, comerciantes y demás organismos aglutinados en torno al CCE, de Juan Pablo Castañón, quisieron obtener beneficios.
Garantías, les llaman ellos.
¿Para qué?
La principal: incentivos a la inversión a fin de compensar los efectos inflacionarios derivados del alza de los combustibles e impedir afectaciones mayores al aparato productivo y de distribución.
Aprovecharon, naturalmente, para criticar al gobierno por asumir medidas aceleradas e impopulares, como ésa de desaparecer los subsidios a gasolina, gas y diésel.
-Simple y llanamente son impopulares y sin consenso –se quejaron.
Obtuvieron respuesta, pero no quedaron del todo satisfechos.
Ya no son los tiempos del gobierno vertical y con control.
Y por lo visto, cada vez serán menos permeables a las causas sociales y la Coparmex encabezará la rebelión.
Y se abre el frente: de los gobernadores
- Al margen del futuro del nuevo pacto, ahora bajo el eufemístico nombre de acuerdo a invocación de proteger la economía popular, el gobierno logró llevarse la atención y demeritar otro acto importante para la República.
Desde un principio la administración de Enrique Peña vio con desdén esa reunión con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y la echó abajo.
Pronto se verán las consecuencias: en lugar de aliados, los gobernadores –incluidos varios priistas- serán críticos de las políticas de la administración federal.
- Espere usted muchas rebeliones.
A los gobernadores seguirán senadores y diputados abiertamente críticos del gasolinazo y de las políticas económicas del gobierno.