Los mercados financieros en México se debaten entre mantener una tendencia positiva o generar un cambio en la perspectiva en el caso del Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) y las tasas de interés de la parte larga de la curva, que a pesar de su corrección reciente, se mantienen muy cerca de sus niveles inferiores de dicha tendencia.

 

En el caso del tipo de cambio peso-dólar es diferente, ya que la moneda mexicana ha servido para enfrentar los choques globales como la primera variable de escape de los flujos de inversión.

 

Así ante un entorno internacional con menor perspectiva de crecimiento y con el riesgo de una posible normalización en las tasas de interés por parte de la Fed, genera un aumento en la volatilidad de los mercados en general.

 

Además, factores internos ligados con el crecimiento y el orden de las variables macroeconómicas que se debaten en el análisis después de la entrega del Paquete Económico 2017 al Congreso para su revisión, generan oportunidades y riesgos en los propios mercados.

 

Así, el mercado accionario que registró su nivel máximo histórico en 48 mil 694 en agosto pasado y actualmente está probando su permanencia dentro de su canal de alza, generado en 2016 sobre la zona de los 45 mil 900 puntos. Las valuaciones que presenta en términos de precio / utilidad, precio / valor en libros, así como en el valor de la empresa / Ebitda muestran que el mercado está aún “caro”. Que lo que le ha dado vida es la liquidez que existe y que genera una alternativa de inversión “no tan cómoda”, pero quizá “necesaria” dentro de una diversificación de portafolios. Hemos visto flujos positivos en el acumulado del año por parte de inversionistas extranjeros.

 

La depreciación de la moneda de junio de 2014 a la fecha generó que en términos de dólares, el mercado se haya “abaratado” hasta 40% creando una oportunidad de entrada nuevamente. Si lo medimos en dólares, con los niveles actuales, el mercado aún se encuentra 34% por debajo de su nivel máximo, alcanzado en abril de 2013. Hemos visto, sin embargo, que la depreciación del peso llevó a una revaluación de activos de las empresas que conforman el índice de la bolsa, y recientemente en términos nominales alcanzó su nivel máximo histórico en 48 mil 694 unidades en agosto pasado.

 

Nuestra expectativa para la bolsa en estos meses refleja un sesgo negativo, y la salida en cierre de los 45 mil 900 puntos le daría velocidad de baja en un entorno de menor crecimiento económico hacia el segundo semestre del año.

 

Las tasas de interés están alineadas al nivel de 4.25% que mantiene el Banxico en su tasa de fondeo. Consideramos que pueden existir condiciones para una presión al alza en la parte corta de curva (Cetes hasta un año de plazo), mientras que para la parte larga de la curva, la presión de alza pudiera estar de 10 a 15 puntos base arriba en espera de la reunión de septiembre de la Fed.

 

El peso mexicano se muestra sensible y con riesgos de una mayor depreciación. Un rompimiento al alza en cierre de 19.15 en el interbancario llevaría el movimiento hacia un siguiente objetivo en 19.70, y en ese caso al menudeo rondaría los 20.00, pero con riesgos de alzas mayores. En el mejor de los casos, consideramos que niveles de 18.60 sirven como soporte. Elecciones en EUA, análisis y debate del Paquete Económico 2017 y el riesgo de un alza en la tasa de interés por la Fed estarán entre los aspectos de la evaluación cambiaria.