BRASILIA. La ex Presidenta brasileña Dilma Rousseff abandonó Brasilia, donde residió desde 2003, y partió hacia la ciudad de Porto Alegre, en el sur del país, donde volverá a vivir tras haber sido destituida la semana pasada por el Senado.

 

Rousseff salió del Palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia que todavía tenía derecho a ocupar, aclamada por unas pocas decenas de partidarios que se reunieron a las puertas de la mansión para esperar su partida.

 

La ex presidenta, de 68 años y nacida en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais (sureste), vivió en Porto Alegre (Río Grande Do Sul) desde 1973, cuando recuperó la libertad después de tres años en la cárcel por su activismo contra la dictadura que gobernaba entonces.

 

Según anticipó en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, pretende residir en el barrio Tristeza, donde tiene su residencia particular desde hace décadas, y estar cerca de su hija y sus dos nietos, aunque también pasará “algunas temporadas” en Río de Janeiro, donde su madre, de 93 años, tiene un apartamento.

 

En esa misma rueda de prensa, Rousseff aseguró que, al menos por el momento, no tiene “ningún proyecto político” y mucho menos piensa en candidaturas a cargos electivos.