Bien lo decía mi abuela: el dinero no te da clase ni buen gusto. ¿Cuántas veces han escuchado la frase de “trae coche de Huicho Domínguez”? Esto quiere decir que trae un automóvil que, a juzgar de algunos, tiene poca clase y mal gusto. No nos vamos a poner a juzgar las preferencias de nadie y al final creo que todos llevamos a un Huicho dentro que, de pronto, hasta es necesario sacar a pasear. Pensando en eso, quiero escribir sobre los gustos más ridículos de algunas celebridades:

 

Justin Bieber

 

Aunque no tiene mal gusto al elegir los coches, tiene mal gusto al personalizarlos. Los más penosos son el Audi R8 que compró hace un par de años, un auto hermoso que decidió llevarse a la miseria al forrarlo con animal print de leopardo. Animal print con cuatro llantas, justo como muchas tías que tengo. Justin no puede negar que es un niñote, pero es un niñote millonario que puede cumplir el capricho de traer un Cadillac CTS-V tuneado como Batimóvil. Este modelo tiene un motor V8 de 6,2 litros de 628 HP.

 

Floyd Mayweather

 

 

Su cuenta bancaria no tiene límite, y aunque hay que aceptar que tiene una gran colección, ha tenido uno que otro resbalón. Un coche no necesita ser color amarillo huevo para ser grotesco y el mejor ejemplo de esto es Rolls-Royce, una marca que aunque parece tener mucha clase se empeña por hacer de sus modelos algo más grotesco cada vez. En su cochera, que es del tamaño de mi casa, tiene un Rolls-Royce Ghost de 289 mil 250 dólares y un Rolls-Royce Phantom. A Floyd no le basta con tener tal vez el carro más icónico y representante del éxtasis de la marca inglesa, sino que tenía que tener dos versiones: el coupé y la limusina. Este nene en versión coupé le salió en 440 mil 825 dólares. Como dicen: uno puede salir del barrio, pero el barrio no sale de uno.