Arrojan la piedra y esconden la mano. Son los mismos personajes los que se encargan de inflar y encarecer el mercado para después manifestar públicamente que el futbol ha sido llevado a niveles económicos que rozan la locura.

 

Y verdaderamente parecería una locura, pero mientras exista el dinero para pagar, todo estará en los terrenos de la realidad. Si los precios son o no los adecuados es muy subjetivo, ya que son ellos mismos quienes establecen los parámetros.

 

Pagar 125 millones de euros por Paul Pogba detona toda clase de opiniones, más aun cuando se trata de una recompra, es decir, de un error de proyección que provocó un gasto nunca antes visto en el mercado internacional.

 

Uno puede pensar que es absurdo pagar esa cantidad por algún jugador, más aún cuando éste no es lo suficientemente trascendental. Sí, claro, el francés tiene gran talento y capacidad, pero no para convertirse en el fichaje más caro de la historia.

 

 

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Otro por el estilo es Gonzalo Higuaín, el mismo que ha dejado escapar de sus pies la oportunidad de otorgarle un título mundial y otro continental a su país. Pero claro, a los clubes les importa un bledo lo que se coma en Argentina mientras que con otra camiseta haga la suficiente cantidad de goles.

 

Qué loco está el mercado, podría uno establecer, pero el gran aparato publicitario y mercadológico que acompaña a los equipos de gran peso económico tiene los suficientes elementos para justificar dichas inversiones, ya que hay demasiados elementos que impulsan una compra que no necesariamente tienen que ver con lo que suceda en el terreno de juego. Es decir, el retorno de inversión no es siempre directamente proporcional al rendimiento deportivo.

 

Los clubes exploraron alternativas de ingresos que les resultaron lo suficientemente robustas para extender esta clase de contratos: venta de camisetas, derechos por explotación comercial de los jugadores y los mercados árabes y asiáticos, por ejemplo.

 

El caso es que si por jugadores como Pogba o Higuaín, que repito, son futbolistas de primera línea, se llega a pagar esta cantidad de dólares, cuánto se tendría que desembolsar por Cristiano Ronaldo o Lionel Messi: ¿500? ¿600 millones de euros? Parecería una cotización justa, y sólo justa, ya que si inflamos al mismo nivel a los dos mejores futbolistas en la actualidad, la cantidad sería aún más gorda.

 

Decir que los valen o no resulta estéril ya que son ellos, los directivos, dueños y promotores los que manejan el mercado a su entero antojo.

 

¡Ah! Ya de salida, para que no andemos de sentidos por lo que nos dicen de afuera, miremos con detenimiento lo que nos ofreció esta segunda jornada, y decir que fue “horrenda” sería lo menos.