Un edificio que no ha sido diseñado adecuadamente siempre requerirá energía extra para acondicionarlo.

 

No se trata de una ocurrencia. Son palabras extraídas de una charla, hace 12 años, con un investigador llamado David Morillón, que en 2004 coordinaba el Programa Universitario de Energía de la UNAM.

 

En un edificio mal diseñado habrá que prender las luces de la sala todo el día para mantenerla iluminada; encender la calefacción a todo lo que da, en invierno, y el aire acondicionado funcionando desde que amanece hasta el anochecer.

 

El diseño de la edificación debe ser útil. No sólo con una fachada bonita.

 

Precisamente ya desde 2004, el doctor Morillón me hablaba de algunas cuestiones que se deben tomar en cuenta para la construcción de un edificio ahorrador de energía que, en la CDMX, vaya que se necesita.

 

Una casa ahorradora de energía, me decía, toma en cuenta el lado por donde sale y se oculta el sol. De esta forma, puede ser orientada para aprovechar los rayos solares. Los acabados, como los colores, también son importantes; hay tonos que reflejan la radiación solar y otros que la absorben. Más aun, existen materiales para los muros que durante el día absorben el calor y lo inyectan por la noche.

 

Más allá de las azoteas verdes

 

El término “edificios sustentables” va más allá de sólo crear azoteas y muros verdes. Ésa es una medida que hay que promover en los edificios que ya existen, pero en los que apenas se van a construir el término debe ser más amplio.

 

Desde que se concibe un edificio o una unidad habitacional puede plantearse como sustentable. Sólo basta utilizar el conocimiento que ya se ha generado y que producen día con día las universidades.

 

No se trata de “sembrar” modelos de edificios desarrollados en otras partes del país o del mundo. Hay que crearlos para la Ciudad de México, para Magdalena Contreras, para Iztapalapa o para Azcapotzalco.

 

Iniciar camino

 

Ya se dio el primer paso, y algunas de las nuevas construcciones comerciales y para vivienda deberán utilizar energía solar.

 

Se tardaron mucho tiempo, pero ahí están las modificaciones al nuevo Reglamento de Construcciones.

 

Éste es un ejemplo de cómo el Estado debe jugar su papel regulador en favor de los ciudadanos.

 

Cuando en 2000, el Bando 2 le abrió la puerta a las constructoras para desarrollar vivienda y repoblar las delegaciones del centro de la CDMX y prohibió la edificación de vivienda en las demarcaciones periféricas, el gobierno le dio todo a cambio de nada.

 

El resultado: sí, se construyó vivienda, pero ante las facilidades y poca regulación que tenían las empresas constructoras, levantaron edificios sin estacionamiento, sin un solo jardín y con cuartos pequeños cuyos precios se dispararon debido a la especulación.