Vivir en una época en que las redes sociales sirven de generadoras inmediatas de noticias no es sencillo, y más cuando se trata del mundo del espectáculo y todo lo que este conlleva. La razón es que es casi imposible abstraerse de los llamados spoilers que generan ciertos filmes o series de televisión, caso concreto el de Game of Thrones.

 

El pasado domingo, el segundo capítulo de la sexta temporada de la serie mostró la respuesta que millones de fans habían esperado  desde hace 10 meses, algunos, y otros desde hace cinco años: saber si el personaje de Jon Snow había muerto o no. Y de inmediato las redes sociales hicieron su trabajo (advertencia de spoiler: si no han visto el más reciente capítulo, no sigan leyendo si no quieren enterarse de detalles importantes): anunciaron que Jon Snow había vuelto de entre los muertos, desatando una euforia pocas veces vista para una serie de TV.

 

Y es que como el autor de los libros en que está basada la serie, George R.R. Martin, no ha publicado nada nuevo desde que A dance with dragons hizo su aparición en 2011 (mismo año que inició la serie televisiva), los fans de la saga están entrando en un territorio desconocido, pues ahora sí nadie sabe qué es lo que pueda pasar.

 

cuarta pared GOTSin libros que den detalles de la trama y sólo con la historia escrita por los showrunners David Benioff y D. B. Weiss, Game of Thrones corre varios riesgos, entre ellos el desviarse de lo que Martin tenía originalmente pensado o el de terminar con un desenlace que no satisfaga a los millones de seguidores.

 

Teorías hay varias, y pareciera que éstas van cobrando forma en la serie conforme se están desarrollando los nuevos hechos. Algunas de ellas a continuación (de nuevo, alerta de spoiler): La primera, y que tiene mucho tiempo circulando, es que Jon Snow en realidad no es hijo de Ned Stark, sino de Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark, hermana de Ned, quien no habría sido secuestrada por el primero, sino que en realidad ambos tenían una relación de la que nació Snow, quien así sería contendiente por derecho al Trono de Hierro.

 

Esta teoría recibe apoyo por la secuencia en la que Bran Stark vio la juventud de su padre (Ned) y su tía (Lyanna), poniendo a ésta de nuevo en la jugada.

 

La segunda es que, a la vista de lo realizado por Tyrion Lannister en el mencionado episodio, cuando dejó en libertad a los dragones de Daenerys, en realidad sería descendiente de los Targaryen y no de los Lannister, como se ha creído. Esto porque sería el fruto de la relación entre Aerys Targaryen y Joanna, esposa de Tywin Lannister, quien una y otra vez ha negado que Tyrion sea su hijo.

 

Pero, ¿por qué todo lo anterior? Porque la serie está entrando a su etapa de desenlace, en la que todo puede pasar. Y no hablamos de un espectáculo televisivo cualquiera, sino de una de las producciones más galardonadas de la historia. Game of Thrones ha ganado 26 premios Emmy de 86 nominaciones, e impuso un récord en 2015 tras ganar 12 Emmys de 24 menciones. Pero quizá su mayor impacto ha sido no en los números, sino en el impacto cultural que ha tenido desde hace seis años. Memes, posteos en redes sociales, homenajes en series animadas y un sinfín de menciones a su trama y personajes se han vuelto parte de la cultura popular, sin importar que la serie muestra, básicamente, los más bajos instintos del ser humano, reflejados en el fantástico mundo de Westeros. Ya habrá tiempo de hablar de su final, pero por ahora lo que viene se antoja extraordinario.