Llegar a un evento presumiendo un éxito pasado sirve única y exclusivamente para alimentar el ego y, en este caso en particular, para presumir a los demás un éxito ajeno. Quienes piensan que la Selección Mexicana de Futbol pisará tierras brasileñas con alguna ventaja por el simple hecho de llegar como campeón defensor, está rotundamente equivocado.

 

PAG-20-8_ESPECIAL_Mexico_medallaSi en los deportes individuales resulta extremadamente difícil conseguir títulos consecutivos, ya no hablemos cuando se trata de aquellos que se practican en conjunto, y más aún cuando quienes intentarán refrendar dicho título nada tuvieron que ver en la obtención del anterior; es decir, ningún triunfo del pasado augura un buen presente, máxime si han transcurrido cuatro largo años.

 

El futbol olímpico es especial. Hablamos en casi todos los casos de jugadores en proceso de formación, que si bien no son novatos, con menos de 23 años resulta muy difícil colocarse como una de las grandes figuras a nivel mundial, y claro, hay excepciones, mismas que confirman la regla.

 

Podemos hablar de países que logran mantener cierto nivel de calidad en estas edades: Argentina, por ejemplo, es de las pocas selecciones en el mundo que mantienen el mismo prestigio a este nivel y en su representación mayor. Casos contrarios encontraremos muchos: Italia es considerado un cuadro protagonista cuando se trata de selección absoluta (aunque sus dos recientes mundiales no lo ratifiquen). Sin embargo, en divisiones menores no forma parte de la elite mundial. Lo mismo sucede con Inglaterra y particularmente en esta división, Brasil, el máximo ganador de la historia que nunca ha podido colgarse el oro olímpico. Casos opuestos los hallamos en Asia, donde sus selecciones inferiores suelen tener actuaciones más destacadas.

 

El Tri que dirige Raúl Gutiérrez nada tiene que ver con el de Luis Fernando Tena. Sólo los une la misma camiseta, los mismos colores, las mismas ambiciones y los mismos deseos. De ahí en fuera, son completamente distintos.

 

A la actual le abona el tiempo de trabajo, el proceso de crecimiento de los futbolistas ha tenido el mismo testigo: su entrenador. El Potro los ha visto evolucionar; los conoce mejor, igualmente a la inversa, ya que la idea está perfectamente clara. Y hablando de claridad, ojala que los 23 futbolistas que tengan el privilegio de abordar el avión que los llevará a Brasil, tengan perfectamente claro que ellos no forman parte de la historia y que tampoco deben cargar nada que no les corresponde.

 

Sus maletas deberán ir llenas de ilusiones, trabajo, esfuerzo, compromiso y seriedad. Nada más. El oro londinense no viaja, ese ya tiene un lugar en la historia; a ellos les toca escribir la propia, y si alguno de ellos decide que el recuerdo de aquel glorioso día debe viajar, que sea única y exclusivamente como herramienta de motivación.

 

Para muchos, enfrentar a Fiji, República de Corea y Alemania no representa gran cosa, pero tendríamos que recordar, primero, que el equipo Sub 23 tampoco ha hecho gran cosa en el pasado reciente, y si pensamos que Fiji es sinónimo de tres puntos, lo mismo estarán pensando Alemania y los surcoreanos; y con los dos restantes, la cosa está pareja.

 

Humildad y trabajo, que el título obtenido hace cuatro años no juega cuando la pelota empieza a rodar. Por eso me quedo con la frase de Séneca citada ayer por Raúl Gutiérrez en Twitter: “De ninguna suerte debemos fiarnos, menos de la buena”.

 

Por lo pronto, la primera gran disputa tendrá como terreno de juego un escritorio, el de Decio de María: ahí estarán Raúl Gutiérrez y Juan Carlos Osorio, pidiendo a los mismos jugadores para diferentes compromisos.

 

Nos leemos el lunes en la Grada 24.